TONADILLAS DE SORTEO
TONADILLAS DE SORTEO
Tonadillas que inventaban los niños y niñas para decidir, antes de iniciar un juego, en qué bando iban unos u otros o quien “la paraba”. Está por hacer una recogida exhaustiva de las mismas. Como muestra de la gran riqueza de ellas que hay pueden servir: “Una mosca porretera / se cagó en la carretera / pin pon fuera…” (Pamplona). En Obanos, Olite y otras localidades de la Zona Media, la que sortea mueve la mano de arriba abajo mientras va recitando el alfabeto -A, B, C…- hasta que alguien grita “basta”, entonces continúa la cantinela, pero apuntando a cada participante mientras dice: D E F G H I J Justicia (a la que le toque Justicia pasa a uno de los bandos)- K L Ladrón (a otro bando)-. Y se repite el sorteo hasta que todos los participantes quedan distribuidos en un bando o en otro. Es una cantinela destinada a repartir los jugadores en dos grupos o bandos. También, en la misma zona y Pamplona, con el fin de hacer dos grupos con los participantes, la capitana del primer equipo -“Oro”- y la del opuesto -“Plata”-, se separan entre sí 2 ó 3 m y empiezan a avanzar hasta encontrarse alternando sus pies izquierdo-derecho, diciendo alternativamente “oro, plata, oro, plata”. La primera que consigue montar el pie sobre el de la compañera dice “monta y cabe” (tiene que caber de ancho en el espacio que queda entre ambos pies y si no se repite hasta conseguirlo), puede elegir a una para su banda. La selección se hace por amistad o habilidad declarada para el juego. La tonadilla se repite hasta que se reparten todas las jugadoras en dos grupos iguales.
En Cortes decían: “Escondite lite ron / tres gallinas y un capón / el capón se puso malo / la gallina se escapó / tú por tú / salte por la puerta más azul / del Niño Jesús”. A la que le toca Jesús se libra. En Romanzado cantan esta otra: “Manzana asada. Una, dos, tres y nada / manzana podrida. Una, dos, tres y salida”. Hasta que solo quedaba una que era quien “la paraba”. En Domeño decían: “Yo tengo un buey / que sabe labrar / tranquillar, / de la vuelta, / la redonda. / Este escape, este esconda. / Pinch”. Al pronunciar esta última palabra se pellizcaba a quien le correspondía. En Domeño-Navascués recitaban esta última: “Debajo de un olmo viejo / cuatro estudiantes jugaban al tejo. / Pincio, Poncio, Candancio y Pendencio, / hijos de tío Juan Pilindrejo, el viejo”. Y también: “Una, miduna, miquela miclan. / Sonseta, gorreta, castillo sin bau. / Seire, meire, santuba”. En el área vascófona se ha recogido otra cantinela con dos variantes: en el Baztán “Txirristi, mirristi, gerrena, olio, zopa, plat, urrupero edanero klik”, y en Vera de Bidasoa “Zirristi, mirristi, / grena, plata, / olio, zopa, / kikirri, salda, / urun, plerun, / kuik. / Gaztaña, gora, bera, / txipitin, txapatun, / fuera” (al que le toca fuera queda libre y se sigue sorteando hasta que sólo queda un jugador). (Cantinelas infantiles*).