CONCILIACIÓN, LA
CONCILIACIÓN, La
Fue la primera asociación importante de tipo sindical conservador que hubo en Navarra. La promovieron gentes de las fuerzas vivas navarras de comienzos del siglo XX, entre ellos Miguel García Tuñón, Serapio Huici, Pedro Uranga, Juan Seminario, Zacarías de Astiz y Eugenio Arraiza. La razón principal de su creación fue el sarpullido de sociedades obreras cercanas a la UGT* que surgió en Pamplona entre 1900 y 1902, fecha esta última en que fue fundada La Conciliación, titulada Sociedad Católica Protectora.
La asociación tenía una estructura tripartita: había una organización para los obreros, otra para los patronos y una tercera para los socios protectores; los dos primeros grupos se articulaban a su vez, en su respectivo seno, por oficios. Cada uno de los tres grandes grupos designaba seis representantes en la junta mixta que gobernaba la entidad.
En principio, la Junta mixta creó, para delegar en ellas la respectiva parcela, seis comisiones: una de hacienda y fomento de suscripciones, otra de gobierno interior e instrucción, otra de caja de socorros, otra de caja de ahorros y subsistencia e higiene, otra de protección al obrero y una última de arbitraje y colocación de los asociados. Los fines de la Sociedad se resumían en el de conseguir “el bienestar moral y económico de la clase obrera dentro de los principios de la equidad y de la justicia, y la cristiana, cordial y sincera inteligencia entre unos y otros”. Todo lo cual había de concretarse en actividades de instrucción religiosa y profesional, fomento del ahorro y del mutualismo y cooperativismo, además de funcionar como comisión de arbitraje en los conflictos laborales.
Tuvo importancia en la historia del sindicalismo español -en especial en la del sindicalismo confesional- porque fue la primera organización católica del siglo XX realmente arbitral. Hasta entonces, las asociaciones obreras de carácter confesional mezclaban sus tipos de socios a la hora de designar sus directivas, o supeditaban en las mismas a los trabajadores, o carecían de una función propiamente reivindicativa y mediadora. La Conciliación fue la primera conocida que hizo realidad en España el sindicalismo no mixto ni vertical -ni desde luego horizontal, de clase- sino paralelo, agrupando simultánea pero separadamente a obreros y patronos e imponiéndoles la necesidad de supeditarse a sus sentencias antes que acudir a la huelga o al cierre patronal. Era por lo demás el principio sindical que estaba intentando hacer realidad la democracia cristiana desde 1898 (en Francia, de donde vino la inspiración, desde 1896).
Sólo se conoce pormenorizadamente el primer lustro de vida de la asociación pamplonesa. Y, en efecto, de sus actas se desprende que la junta mixta intervino con alguna frecuencia y con espíritu de equidad en los conflictos que se le presentaban, sobre todo por parte de los trabajadores, naturalmente mínimos en número y en envergadura.
Es probable que, como sucedía con bastantes de estas asociaciones del primer catolicismo social, su eficacia mayor se debiera al funcionamiento como sociedad de socorros mutuos, en unos años en que todavía no existía un sistema estatal de previsión.
De hecho, al 1 de noviembre de 1904 La Conciliación declaraba contar con 1.600 socios ordinarios (aparte de 436 protectores y cinco honorarios); aunque no consta cuántos eran patronos y cuántos obreros, la cifra es lo bastante alta para que no quepa pensar en una sociedad principalmente patronal. Durante el año 1903, ya se habían organizado, dentro del grupo de socios trabajadores, los gremios de cerrajeros, pintores, chocolateros, zapateros, canteros, carpinteros, albañiles, tipógrafos, tejedores, labradores, sastres, peones, dependientes de comercio, escribientes, servicios diversos y el “de la Fábrica de Villava”, donde también contaba con socios.
La Conciliación continuó apareciendo entre las entidades conservadoras más representativas de la ciudad durante la segunda república (1931-1936).
Bibliografía
J.A. Galleo, El pensamiento y la acción social de la Iglesia en España, c. 1840-1914 (Madrid 1984). V.M. Arbeloa Muru, El socialismo en Navarra (1871-1903) (notas para su historia), “Letras de Deusto”, V (1975), p. 191-207.