ARACIEL
Antiguo núcleo de población situado en el término actual de Corella, junto al límite con la Rioja. Tal vez pueda identificarse con Aracelli, donde los bagaudas* que infestaban la región fueron batidos por Merobaudes (443). En todo caso su reconquista debió de ser coetánea a la de Tudela: Alfonso I el Batallador extendió a sus pobladores el fuero de Cornago. El monarca castellano Alfonso VII dio el lugar (1135) a Fortún Garcés Cajal, pero no debió de tardar en reintegrarse al dominio de la corona. Aunque no era buena villa, sus vecinos estuvieron representados en la asamblea celebrada en Puente la Reina (13 marzo 1328) con ocasión del interregno ocurrido por la muerte del rey Carlos el Calvo. En 1350 contaba con catorce fuegos, once de ellos menesterosos. No tardó en quedar desolado (1448).
Su iglesia, inscrita en la diócesis de Tarazona, estuvo dedicada a Santa Lucía. En 1802 consta que del antiguo despoblado quedaba la antigua parroquia, convertid en ermita de Santa Lucía.
Castillo
Tuvo importancia entre los siglos XIII y XIX como atalaya fronteriza.
En 1277, Jimeno de Olleta, caballero, prestó homenaje como alcaide a la reina doña Juana, ante el senescal Eustaquio de Beaumarché. Tres años después se hicieron obras en la fortaleza, acarreando para ello 60 cargas de piedra. En 1290 era alcaide Juan Pérez de Olleta y en 1328 Iñigo Aznárez de Corella. Otros alcaides de estos años fueron Aznar Rodríguez de Argaiz en 1343 y Ochoa de Ohárriz en 1358. Se hicieron obras de consideración en los años 1360-65 para dejarlo en buenas condiciones de defensa. Poco después se arreglaron las ballestas que había. En 1386, Carlos II confió su guarda a García Sánchez de Monreal, confirmándole en el puesto Carlos III el Noble en 1388. Ese mismo año, sin embargo, entró en su lugar Martín Ruiz de Argaiz. Nuevamente se llevaron a cabo obras en 1429, en época de Juan II y doña Blanca. Por entonces fue derribado. En 1448, el Príncipe de Viana vendió el término a don Juan de Beaumont. Unos años antes, había estado accidentalmente en poder de Castilla, siendo restituido en el tratado de 1436.