ABD AL-RAHMAN III
ABD AL-RAHMAN III
(Córdoba, 891-961) Emir de la España musulmana (912-961), nieto y sucesor de ‘Abd Allah I (888-912), conocido por el sobrenombre de al-Nahir lidin-Allah. Una vez que se hubo afianzado en el trono, empezó a enviar a sus generales en expediciones contra los cristianos del Norte. Así, en las campañas de los años 916 y 917, la segunda terminada con una gran derrota junto a San Esteban de Gormaz. A la del 918, en que los sarracenos alcanzaron la victoria de Mitonia en tierras del Duero, habían acudido los vascones de Sancho Garcés I en auxilio de leoneses y castellanos. En 920, el propio emir se puso al frente de una aceifa para castigar al monarca pamplonés y a Ordoño II* de León, pues sus correrías por tierras musulmanas estaban produciendo ya efectos devastadores.
Tal fue la campaña de Muez* que culminó con la derrota de los cristianos leoneses y pamploneses en Valdejunquera* y en el castillo de Muez. Cuatro años después, y como consecuencia de la conquista de Nájera y Viguera en 933, Sancho se vio de nuevo atacado por las tropas del emir, otra vez al frente de una expedición. Esta fue la denominada campaña de Pamplona* de 924, en la que los ejércitos del Islam por espacio de veinte días arrasaron poblaciones, entre ellas Pamplona, capital de los vascones, mataron a muchos de sus habitantes, cautivaron a otros y quemaron las cosechas, todo ello a costa de considerables pérdidas. Pero si bien ‘Abd al-Ra?man en su campaña no había conquistado ningún territorio, dejó consolidadas las fronteras, amenazadas en aquellos años por el rey Sancho Garcés.
Proclamado califa (929), encabezó nuevas expediciones contra los reinos cristianos en 931 y 937. En la primera, el territorio navarro se vio libre de la devastación al acudir Toda, viuda de Sancho Garcés, al campamento de al-Nahir en Calahorra, para pactar con él la sumisión y la paz. En cambio, en el 937, sublevados Toda y García Sánchez, su hijo, el califa volvió a territorio vascon en una breve incursión de verano por tierras de Tafalla y del curso bajo del Aragón. No conforme con ello, mandó en el mes de diciembre a su general Nayda para una campaña de una semana contra las tierras del Ega, desde Monjardín hasta Calahorra. La derrota de Simancas y Alhandega* (939), a la que contribuyeron los pamploneses y su reina Toda, hizo que ‘Abd al-Rahman no volviera a ponerse en campaña, recluyéndose en su palacio de Medina Azzahara. No obstante, siguió enviando a sus ejércitos a hostigar a los cristianos.