YZURDIAGA LORCA, FERMÍN
YZURDIAGA LORCA, Fermín
(Pamplona, 1905-10.12.1981). Sacerdote, orador y periodista. Estudió en el seminario de San Miguel de Pamplona y posteriormente en la universidad de San Carlos de Salamanca. Se ordenó en 1926. Fue nombrado párroco de Arive en 1927 y en diciembre de ese mismo año se le confió la dirección del “Hogar Escuela Infantil”, afecto a la Junta de Protección de Menores de Pamplona.
Especializado en estudios de Psicología y Pedagogía correccional, fundó y dirigió la casa de familia para jóvenes obreros del Tribunal Tutelar de Menores desde 1929 hasta 1934; año en que fue nombrado vocal de la Junta Permanente de la Protección de Menores. Participó en los Congresos Nacionales de los Tribunales, cuyas ponencias fueron editadas, con un trabajo titulado Problemas morales. También fue consiliario de la Asociación de Propagandistas y trabajó para el Apostolado de la Prensa, editando y dirigiendo las publicaciones “Catolicismo y Chistus”. Tuvo una fama como orador y como predicador. Consejero Nacional del Movimiento y procurador en Cortes, fue nombrado en 1947 canónigo magistral de la catedral de Pamplona. Fue caballero de la Gran Orden Imperial del Yugo y Las Flechas.
En 1932, Yzurdiaga comenzó a publicar en “Diario de Navarra” una sección titulada “Cymbalun Mundi”, a la que llevó a Ángel María Pascual*, de quien fue su mentor, en la que aparecieron artículos de índole religiosa, literaria y política, entre los que se pueden encontrar unas glosas al decálogo fascista. Era una página que reflejaba unos nuevos gustos tipográficos influidos por la revista “Cruz y Raya”.
Además de ser colaborador habitual de diversas publicaciones, “Y”, “Boinas Rojas”, “Dardo”, sus empresas periodísticas de más envergadura datan de 1936, tras el comienzo de la guerra civil española. Aprovechando los locales y talleres incautados al diario nacionalista “La Voz de Navarra”, fundó el periódico “Arriba España”, cuyo subtítulo era “Primer diario de la Falange”. Fue éste, en palabras de Laín Entralgo, un periódico inusual; opinión que también compartía Dionisio Ridruejo. Laín Entralgo dijo de Fermín Yzurdiaga: “Las dos notas más relevantes de su psiquismo: una enorme vanidad y una afición desmedida a decorar con estética neobarroca y neoparnasiana cuanto salía de su boca de orador y de su pluma de periodista”.
Fue un personaje controvertido. Entre los testimonios escritos de sus contemporáneos se pueden encontrar desde los más encendidos y devotos elogios a los comentarios irónicos, pasando por los juicios crueles. Sea como fuere, no se puede negar que fuera un hombre de una personalidad compleja y en modo alguno anodina, que quedó reflejada en sus escritos.
Durante la guerra civil pronunció dos discursos que tuvieron una gran repercusión. Uno de ellos fue el Mensaje de las banderas victoriosas, pronunciado el 10 de julio de 1937 en el Círculo Mercantil de Zaragoza, en torno a la definición de FET y de las JONS, que, además de ser radiado, se publicó al día siguiente en “Arriba España” y fue traducido de inmediato al portugués. El otro discurso fue el pronunciado en Vigo el 28 de noviembre del mismo año y llevaba por título Discurso al silencio y voz de la Falange.
En sus artículos, conferencias y discursos, Yzurdiaga, que al poco tiempo del Decreto de Unificación fue nombrado primer delegado nacional de Prensa y Propaganda de FET y de las JONS, introdujo una llamativa terminología, altisonante, excesiva, nueva desde luego en la época, que a Mainer le recuerda “la terminología de ciertos libros de piedad”. Se decía de él que llevaba el estilo falangista -ya de por sí extremado- a puntos de sublimidad y deliquio que rayaban en la caricatura, con un tufillo de oratoria sagrada de gran mundo.
Como fundador y más tarde director de “Arriba España” de Pamplona, Yzurdiaga imprimió el periódico, con la estrecha colaboración de Pascual, sin el que no sería posible entender estos empeños, un nuevo estilo, ampuloso, grandilocuente, que iba desde el título de las secciones y de los artículos al extremo cuidado de las ilustraciones, pasando por el tono de la prosa, en la que se encuentran expresiones arcaizantes, pretendidamente clásicas y sobre todo la fijación de la terminología falangista, muy alejada de la realidad.
Una vez fundado “Arriba España”, y desde su dirección, sin olvidar su entonces privilegiada posición política, Yzurdiaga impulsó dos nuevas empresas, la revista “Jerarquía*” y las ediciones del mismo nombre, en las que verían la luz sus propios trabajos y otros de diversos autores afectos por aquel entonces a la España nacionalista. “Jerarquía”, pretendió ser la revista cultural y literaria no ya del nuevo régimen político, sino del Novo Orden, en la propia terminología de Yzurdiaga, y una continuación de la revista “Cruz y Raya” en cuanto a la calidad de las colaboraciones. También en palabras de Yzurdiaga, esta revista se hizo bajo dos invocaciones: Dios y el César.
Artículos políticos, comentarios de la actualidad de la guerra -fueron Yzurdiaga y Pascual los autores de un significativo reportaje sobre la toma de Irún-, artículos doctrinales, literarios e incluso de índole religiosa, se vieron teñidos de un barroquismo que en una ciudad como Pamplona que contaba con periódicos de distinta ideología y más atentos a la inmediatez de la guerra, no podía menos que resultar chocante. Si minoritaria fue la Falange de Navarra, comparada con otros movimientos políticos, minoritaria fue la influencia del periódico fundado por Yzurdiaga.
Supo rodearse de un equipo, por aquellas fechas y en las circunstancias concretas de la guerra en una ciudad provinciana con escasa tradición literaria, inmejorable: Pascual, García Serrano, Laín Entralgo, García Valdecasas, Torrente Ballester, Carlos Foyaca, el mismo D´Ors, su maestro, cuando se estableció en Pamplona, Luis Rosales, Luis Felipe Vivance entre otros. En las páginas de “Arriba España” se pueden encontrar colaboraciones y artículos de Manuel Machado y de Álvaro Cunqueiro, lo que es un mínimo reflejo de cuáles eran las inquietudes intelectuales y literarias de Yzurdiaga. Puede decirse que tanto el tono de las páginas literarias de “Arriba España” como la revista “Jerarquía” fueron los proyectos culturales de mayor envergadura que se han hecho desde Navarra.
Bien por las especiales circunstancias políticas que rodearon el Decreto de Unificación -el hedillismo de Yzurdiaga-, bien por su talante personal y a pesar de moverse siempre dentro de la más estricta ortodoxia falangista, la labor política que pudo hacer Yzurdiaga desde su periódico fue episódica y bastante desconectada de la realidad política del nuevo régimen que se estaba creando en Burgos y en Salamanca en torno al general Franco.
Curiosamente Yzurdiaga no accedió a la dirección del periódico por él fundado hasta que se apagó su máxima estrella política, al formarse el primer gabinete ministerial de Burgos, a finales de 1938. Hecho que también influyó en la corta vida de la revista “Jerarquía”. El grupo de Yzurdiaga o bien se alejó de él o bien fue desplazado por el sector falangista que luego sería la llamada generación de 1936.
La obra publicada de Yzurdiaga es la siguiente: El poema de Navarra (Pamplona, 1927), Mensaje de las banderas victoriosas (Pamplona, 1937), Discurso al silencio y voz de la Falange (Pamplona, 1937), El Cardenal Cisneros (Bilbao, 1945) y la Novena a Santa María la Real de Pamplona (Pamplona, 1946). Se trata evidentemente de una obra de escasa importancia, si la comparamos con la que llevó a cabo como conferenciante, predicador, promotor de publicaciones y autor de artículos periodísticos, por uno de los cuales, el titulado Codicilio de Santa María y Dogma de España publicado en el n° 21 de “Arriba España” recibió el Premio Mariano de Cavia de 1937.
El poema de Navarra, escrito en el mes de agosto de 1927, durante su estancia como párroco en la localidad de Arive, es un canto de exaltación a Navarra. Ya en este largo poema se apunta la retórica altisonante que luego desarrollaría en todos sus trabajos. En él, Yzurdiaga hace un repaso de la historia del reino de Navarra, de sus personajes, sus costumbres y sus gentes. El poema está dividido en doce partes tituladas “Portada”, “Exhortación”, “Poema de las cumbres”, “Nuestra cruzada”, “Quinteto de las merindades”, “Flor Roja”, “Rosas de Oro”, “El guerrillero”, “Arco sonoro”, “El cantor del poema” y un “Envío”. Todo ello utilizando una retórica y unas imágenes excesivas de un gusto más que dudoso. Es difícil ver hoy día en este poema, que Corella tachó de “magnífico y primorosamente escrito” las “excelentes cualidades de poeta de Yzurdiaga” que ya antes de ordenarse sacerdote había ganado fuera de concurso unos juegos florales en Pamplona.
El cardenal Cisneros es el texto de una conferencia pronunciada por Yzurdiaga en 1945, en Alcalá de Henares, y dirigida a los universitarios españoles. Acaso por su tono coloquial -no del todo auténtico, porque tiene abundantes rasgos de teatralidad- es uno de los trabajos más inteligibles de Yzurdiaga. No se trata de una biografía, sino una interpretación de la figura del cardenal Cisneros a la luz de las circunstancias políticas derivadas de la guerra civil española. Yzurdiaga llama a Cisneros “el Cardenal de la Falange”, resalta las condiciones de su política como aplicables a la época -Reforma o Inquisición-, habla de una “vocación española” encarnada por Cisneros y cifrada en la unión de “lo santo, lo católico, lo heroico, lo político, lo artesano” y exhorta a los universitarios a la disciplina hacia un pensamiento ortodoxo y católico, a la pureza de la fe fanática y a la disciplina del partido del Movimiento. Discurso político, sí; pero también religioso.
Es interesante resaltar que en este texto Yzurdiaga, muy poco veladamente, expresa un evidente resentimiento político por la postergación de la Falange: “Hicimos todo y ahora nos echan”, dirá. Resentimiento o decepción que expresa muy bien cuál era la acritud política y personal de Yzurdiaga frente al nuevo régimen.
La novena a Santa María la Real de Pamplona, otro pequeño folleto ilustrado con viñetas de Ángel María Pascual, fue escrita con menos ampulosidad que la habitual y con la leve gracia de que, entre la plegaria y la somera explicación teológica de los misterios de María, engarza un breve anecdotario de la historia del Reino de Navarra referido a Santa María e incluso referencias a costumbres de Pamplona. Por su tono literario y por su estructura resulta un texto poco habitual en este género de publicaciones.
Bibliografía
“Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de Pamplona”, n° 6 de 15 de mayo de 1947; José María Corella, Historia de la Literatura Navarra, Ediciones Pregón, (Pamplona, 1973); Rafael García Serrano, La gran esperanza, Ed. Planeta, (Barcelona, 1983); Pedro Laín Entralgo, Descargo de conciencia, Barral Editores, (Barcelona, 1976); José Carlos Mainer, Falange y Literatura, Ed. Labor, (Barcelona, 1971); José Carlos Mainer, La edad de Plata, Edi. Cátedra, (Madrid, 1983, 2ª ed.); Dionisio Ridruelo, Casi unas memorias, Ed. Planeta, (Barcelona, 1976); Dionisio Ridruejo, Sombras y bultos, Ed. Destino, (Barcelona, 1977) y Ernesto Giménez Caballero, “Memorias de un dictador”, Ed. Planeta, (Barcelona, 1981).