VIRREY
Máximo representante del rey en ausencia de éste; sus facultades en ocasiones podían equipararse a las del propio monarca. Desde la Baja Edad Media, con la entronización de las dinastías francesas de Champaña. Capeta y Evreux, las ausencias de los monarcas comenzaron a ser frecuentes. Senescales* primero y más tarde gobernadores lugartenientes y virreyes ejercían con ese motivo la potestad regia. Con la incorporación de Navarra a la corona de Castilla (1512-1515). La presencia del monarca se hizo esporádica y la institución del virrey se transformó en permanente. Su capacidad de gobierno dependía del interés específico con que fuera nombrado; en ocasiones las instrucciones eran muy concretas y las rendiciones de cuentas en la corte de Madrid frecuentes; otras veces, la delegación de poderes era casi completa. Asesorado y ayudado en sus funciones por el Consejo Real y con la Diputación del Reino y las Cortes como organismos representantes de la defensa de las leyes y fueros del reino la institución se mantuvo, salvadas las interrupciones provocadas por la Guerra de la independencia (1810-1814) y el Trienio Constitucional (1820-1823), hasta la promulgación provisional de la Ley Paccionada (1840).
Manuel Llauder fue el último virrey que juró y ejerció legalmente el cargo conforme a las leyes navarras, aunque sus sucesores siguen llevando dicho título. La regencia de Mª Cristina, presidida por la primera guerra carlista, se presenta como un período muy confuso desde el punto de vista del virreinato, pues parece que ostentaron el cargo los distintos jefes de operaciones del ejército del norte, y sus obligaciones militares determinan la existencia de numerosos virreyes interinos o en cargos, con lo que en estos años aparece un gran número de personas con el título de virrey.
Bibliografía
Archivo General de Navarra, Sección de Mercedes Reales, Sección Virreyes y Actas de Cortes. J. Yanguas y Miranda, Diccionario de Antigüedades del Reino de Navarra, (Pamplona, 1840), t III, voz “Virreyes”.