OSO
OSO
Mamífero* carnívoro de morfología bien conocida a nivel popular. La única especie de oso presente en Europa en estado salvaje es el Oso pardo (Ursus arctos). Este animal llega a alcanzar una altura hasta la cruz de 1,1 m los machos adultos, pueden pesar de 80 a 300 kg y las hembras entre 65 y 220 kg.
Están cubiertos de pelo largo y espeso, cuya coloración individual puede ser muy variable, siempre dentro de tonos amarillo-dorados a pardo oscuros.
El oso es un animal de hábitos nocturnos que vive en el bosque. La presión humana en nuestras latitudes ha restringido las áreas ocupadas por esta especie a los lugares menos accesibles de las montañas.
La alimentación en su mayor parte está formada por elementos vegetales que aprovecha de forma rotatoria en las épocas adecuadas: bellotas y hayucos, hierba, frambuesas, arándanos, raíces y bulbos, componen una gran parte de su dieta, complementada con insectos, micromamíferos, carroñas y ganado doméstico.
A finales del verano acumula en su cuerpo gran cantidad de reservas que le permiten atravesar el período frío en estado semiletárgico, para lo cual utiliza oquedades naturales o excava sus propias madrigueras, en cuyo fondo construye una cama de hojas y ramas.
La madurez sexual tiene lugar a partir de los tres años. Después de dos meses de gestación tiene lugar el nacimiento de una o, raramente, dos crías, cuyo peso al nacer oscila alrededor de los 350 gr. El intervalo medio entre dos partos es de tres o cuatro años.
Es una especie ampliamente extendida por el hemisferio norte. En la Península Ibérica el oso fue una especie frecuente hasta épocas medievales. Actualmente existe en la Cordillera Cantábrica y en los Pirineos. En ambos casos el área ocupada por esta especie va reduciéndose paulatinamente. En los Pirineos los osos están divididos en dos núcleos; un núcleo centrado sobre los valles franceses de Aspe y Ossau y el otro localizado en la parte occidental de la cadena. Este último núcleo está integrado por una cifra cercana a doce individuos.
En Navarra, según todos los indicios, ya no existen osos permanentes; no obstante, todavía aparece algún ejemplar cuyo territorio está centrado en zonas limítrofes, observándose todos los años huellas en el alto valle del Roncal.
A pesar de estar legalmente protegido tanto en España como en Francia, y de los esfuerzos del FIEP, organización no oficial para la protección del oso pirenaico, el número de animales va reduciéndose constantemente debido fundamentalmente al furtivismo y al aumento de la presión humana dentro de los territorios de esta especie.