FORTÚN GARCÉS
FORTÚN GARCÉS
Caudillo que dirigió el núcleo pamplonés (¿882?-905) y considerado tradicionalmente como su tercer rey. Las fuentes musulmanas le asignan el sobrenombre de “al-Anqar” (el Tuerto), mientras que las cristianas le designan como “el Monje”, ya que terminó sus días en el monasterio de Leire. Había nacido en torno al 820-825. Era el primogénito de García Iñiguez. En el 860 estaba al frente de la fortaleza de al-Kasthil (recientemente identificada como Murillo el Fruto), conquistada a los Banu Qasi el año anterior. Allí fue capturado por el emir Muhammad I, que lo retuvo cautivo en Córdoba durante 20 años. Su Hija Onneca, que le acompañó, llegó a casarse con el futuro emir Abd Allah. Fue liberado hacia el 879-880, quizás como resultado de la paz impuesta al emir por Alfonso III de Asturias tras sus victorias de Polvoraria y Valdemoro.
La sorprendente alianza entre Muhammad ibn Lubb y el emir cordobés (882), convirtió al Banu Qasi en el representante de éste. Se rompió así el sistema de alianzas de la década anterior y se renovó el enfrentamiento entre dos bloques formados respectivamente por cristianos y musulmanes, según el esquema trazado a mediados de siglo. Muhammad desplegó una gran actividad guerrera contra los reinos cristianos, en especial contra el de Pamplona, que sufrió un prolongado acoso. Fortaleció las posiciones musulmanas de la frontera y lanzó numerosos ataques, entre los que destacan las tomas de Aibar (882) y del castro de Sibrana (en Luesia), que daba acceso a la Valdonsella (891). Alfonso III y Fortún Garcés quisieron aprovechar su muerte (898) para recuperarse, pero fueron derrotados por su hijo Lubb en las cercanías de Tarazona (¿899?).
La presión del nuevo caudillo Banu Qasi continuó en los años siguientes, de tal forma que al iniciarse el siglo X la naciente monarquía pamplonesa se hallaba reducida a la impotencia y había perdido parte de sus efectivos humanos y territoriales. La ancianidad de Fortún Garcés (próximo a los ochenta años) no era el instrumento más adecuado para restablecer y encauzar la situación. Esto explica que se promoviera un cambio en la jefatura pamplonesa. Fortún se retiró o fue relegado al monasterio de Leire, donde moriría a la edad de 96 años. En su lugar se alzó como rey, con su beneplácito, a Sancho Garcés I, miembro de la estirpe de los Jimeno y casado con una nieta de Fortún.
Éste, de su matrimonio con Oria había tenido cinco hijos: Iñigo, casado con Sancha Garcés; Aznar; Belasco; Lope; y Oneca, casada primero con el príncice Abd Allah y luego con Aznar Sánchez de Larráun.
Bibliografía
J. M.ª Lacarra, Historia política del reino de Navarra desde sus orígenes hasta su incorporación a Castilla, vol 1, Pamplona, 1972; A. Cañada, Los Banu Qasi (714-924), “Príncipe de Viana”, 41, 1980, 5-95.