FERNÁNDEZ, IGNACIO RUFINO
FERNÁNDEZ, Ignacio Rufino
(Corera, Rioja, 1780-Pamplona, 1857). Cursó Cánones y Teología seguramente en Salamanca, donde conocería a Veremundo Arias, OSB, profesor de Teología (1782-1801), que influyó decisivamente en su vida. Elevado éste a la sede episcopal de Pamplona, lo tomó como vicesecretario (1804-1807) y lo ordenó de sacerdote. Sin duda a él se debió que fuera elegido por unanimidad canónigo (21.2.1807). Contaba entonces 2 años. El 3.10.1823 entregó al cabildo un ejemplar de la obra del abate Juan Pey, la Autoridad, que él había compendiado, traducido e impreso a su costa. Por encargo y con la aprobación del cabildo, lanzó contra Gregorio Fernández Pérez, riojano como él, sus Cartas críticas.
Simultáneamente el cabildo elevó una exposición al juez de imprentas, solicitando no sólo el secuestro de la nueva Historia de los obispos de Pamplona como atrozmente injuriosa y calumniosa, sino también una justa reparación (19.11.1826). Fernández Pérez se mostró fértil en recursos dilatorios, mientras preparaba una refutación de las Cartas críticas con el título de Cartas apologéticas (Madrid 1827, 96, págs.). Por fin, Fernández Pérez contestó a la demanda, tratando de demostrar que no existía materia criminal, sino una disputa literaria. El había hecho sus afirmaciones, basado en las fuentes. Pero era posible que se hubiese equivocado. En tal caso, el cabildo debía restablecer la verdad con iguales medios. El cabildo, desconcertado, no prosiguió el pleito. El canónigo Oroquieta aceptó la batalla en el terreno en que la planteó Fernández Pérez: en el histórico. Pero su farragosa réplica quedó inconclusa y nunca vio la luz pública. Así el cabildo abandonó la lucha tanto en el campo forense como en el científico.
En 1829 fue elegido gobernador eclesiástico en sede vacante. Cuatro años después (18.10.1833) fue detenido manu militari y desterrado; pero se consiguió que quedase en Valladolid con el debido decoro. Quebrantó el confinamiento pasando a Estella, donde, desde el 15.5.1837, aparece como subdelegado para Navarra y provincias vascongadas en el cuerpo de capellanes castrenses del ejército carlista. Por eso fue privado de la tercera parte de la renta de su canonjía, que se le había asignado para su sustento. Terminada la guerra, se incorporó al cabildo, jubilándose en 1847 y falleciendo diez años más tarde.
Obras; Compendio de la obra institulada la Autoridad de las dos potestades, sacado de la que escribió en francés el Sr. Abate Pey… Lo da a luz un amigo del orden y del bien público (Bayona 1822), 2 tomos en 1 vol., 4.º; Cartas críticas sobre la nueva Historia de la Iglesia y Obispos de Pamplona, en que se demuestra con toda evidencia la ignorancia, la parcialidad, inexactitud e infidelidad del Historiador sobre algunos hechos concernientes a la Santa Iglesia y su cabildo, por El amigo de los canónigos (Pamplona, 1826), 124 págs.
Bibliografía
A. Pérez Goyena, Ensayo, VI(Burgos 1953) 612-614; Episcopologios de la diócesis de Pamplona, “Estudios Eclesiásticos” 16(1942), 61-65; J. Goñi Gaztambide, Fernández Pérez, Gregorio, Dicc. Hist. Ecles. de España, Suplemento I (Madrid 1987) 314-316; Idem, Los canónigos contra su historiador, “Pregón” n.º 97 (1968); se han utilizado varios documentos del Archivo Catedral de Pamplona.