ESTIAJES FLUVIALES
ESTIAJES FLUVIALES
Nombre que reciben los periodos de caudal más escaso en los ríos. El régimen normal a lo largo del año experimenta unas variaciones que dan lugar a unos períodos en que sus caudales se reducen considerablemente, bien de forma similar todos los años (caso del verano), bien de forma episódica en cualquier época. Se consideran como tales a todos aquellos días en los que el caudal es inferior a tres veces el módulo anual. Las causas de estas reducciones de caudal residen en el descenso de las precipitaciones estivales, en las importantes pérdidas por evapotranspiración y en las derivaciones para riego que sufren algunos ríos durante esta época. Por estas razones suelen ser mucho más intensos y prolongados en la mitad sur de Navarra, pues tanto en la vertiente cantábrica como en la zona pirenaica las precipitaciones, aún en la época estival, son más importantes y menores las pérdidas por evapotranspiración y riego. Ocasionalmente también pueden darse durante la época fría, en particular en aquellos ríos cuyas cabeceras se sitúan en zonas montañosas de importante innivación. Constituyen los estiajes invernales debido a que la escorrentía está retenida en forma de nieve. Lógicamente son menos profundos y afectan a un menor número de días. La mayor parte se centran en los meses de enero y febrero, como consecuencia de las temperaturas frías de esta época y del ligero descenso de las precipitaciones durante el segundo de los meses citados.
Considerando época fría la comprendida entre octubre y abril, la totalidad de los ríos navarros presentan una media de dos estiajes invernales, a excepción del Ulzama y del Erro, que dan una media de tres, y del Arga que alcanza la frecuencia cuatro. Durante estos siete meses, el número de días de estiaje es superior a 19 en todos los ríos, salvo en el Aragón (Caparroso) donde únicamente se dan 17, y las cabeceras del Ega (Estella) e Irati (Arive) con 16 y 12 días, respectivamente. El mayor número de días de estiaje invernal se registra en la cabecera del río Esca (Isaba) con 61 días, seguido del río Ulzama (Olave) con 42 y el río Irati (Liédena) con 43. El resto de los ríos presentan valores comprendidos entre los mínimos y máximos citados. El Ebro, a su paso por Navarra, varía de 19 días en Mendavia a 23 en Castejón, influido por las características de sus afluentes pirenaicos a los que ya ha recibido. Entre enero y febrero reúnen más del 90% de los días de estiaje invernal. Durante el verano son mucho más prolongados, pues todos los ríos navarros se ven afectados al menos por un período de 40 días con caudales inferiores a tres veces el módulo: 123 días en el Ega (Andosilla), 63 en el Arga (Peralta), 43 en el Aragón (Caparroso), 70 días en el Onsella y 96 en el Zidacos. En los pirenaicos, afluentes del Irati, se alcanzan 130 días en el Erro, 112 en el Salazar, 107 en el Esca (Isaba) y 109 en el Irati (Liédena). El Ebro pasa de 64 días de estiaje en Mendavia a 59 en Castejón. Los de la vertiente cantábrica presentan períodos similares a los registrados en las cabeceras de los ríos pirenaicos, probablemente debido a que unos y otros drenan cuencas pequeñas: 122 días en el Bidasoa y 108 en el Urumea. Tanto el Alhama como el Queiles presentan el inconveniente de estar aforados muy en cabecera, por consiguiente los 150 días de estiaje del primero y los 90 del segundo pueden quedar muy por debajo de la realidad de sus tramos finales.
Considerando los estiajes a partir de caudales inferiores a cinco veces el módulo, su duración se reduce en más de un 70% y entre julio y agosto reúnen más del 80% de los días con estas características. Con independencia de estos valores medios, de forma ocasional los estiajes han afectado a períodos de tiempo mucho más amplios. Todos los ríos han tenido caudales de estiaje durante más de 100 días, dándose el caso del Alhama que incluso superó los 200 días. El Aragón en Caparroso ha tenido uno de 101 días, el Ebro en Castejón otro de 114 y el Arga en Peralta de hasta 123 días. En el resto de los ríos se han alcanzado valores de estiaje comprendido entre 140 y 160 días. Mayoritariamente se concentran en los meses de julio y agosto, salvo en estos casos concretos de máxima duración que se iniciaron en junio y duraron hasta septiembre. En el caso del Alhama se prolongó de mayo a diciembre.
Si importantes han sido los estiajes en cuanto a su duración también lo son por su intensidad. Muchos ríos navarros han tenido, alguna vez, secos sus cauces y en algunos casos muy cerca de ello. El Araquil (en Asiáin) y el Cidacos (Barasoain) los han tenido inferiores a 300 e incluso 600 veces el módulo anual. Los más profundos conocidos, pero con caudales superiores a 0 m3/sg, además de los citados, han sido 0,36 m3/sg en el río Esca (Sigüés), 0,80 m3/sg en el Irati (tanto en Arive como en Liédena), 0,48 m3/sg en el Aragón (Yesa), 0,02 m3/sg en el Salado (Esténoz), 0,15 m3/sg en el Ubagua (Muez), 2,30 y 0,80 m3/sg en el Arga (en Echauri y Peralta, respectivamente), 0,52 y 0,29 m3/sg en el Ega (en Estella y Andosilla), 8,3 y 11,2 m3/sg en el Ebro (Mendavia y Castejón), 0,1 m3/sg en el Bidasoa y 0,05 m3/sg en el Urumea. Estiajes totales (de 0 m3/sg) se han registrado en el río Esca (Isaba), Salazar (Aspuruz), Erro (Urroz), Onsella (Sangüesa), Aragón (Caparroso), Ulzama (Olave), Urederra Eraul), Ega (Marañón), Alhama (Aguilar) y Queiles (Los Fayos).