ESPADA
ESPADA
En Tauromaquia con esa expresión se designa, al torero encargado de matar al toro y al útil para conseguirlo. Durante siglos, en los espectáculos taurinos de Navarra, se prohibía matar a las reses y solo se corrían los toros; avanzado el siglo XVIII ningún toro vivo sale del coso y, sin dudarlo, todo elemento era aceptable para conseguir tal fin. La espada o similar arma blanca larga, parece fue la preferida por los profesionales del toreo para pasaportar las reses, siendo admitida cualquier zona anatómica del toro para envasar el acero, o asestar el golpe adecuado con instrumento cortante-contundente. Con el transcurrir del tiempo, aquellas auténticas “carnicerías”, se modificaron y perfilaron bajo cánones artísticos no reglamentados, pero si vigentes en la conciencia colectiva del público asistente a las corridas de toros. Hacia finales del siglo XVIII se adopta, con el beneplácito general, la forma de matar a la res exclusivamente mediante espada, y así se determinará al torero con facultad para utilizarla, siempre lidiador principal o jefe de cuadrilla, titulable “primer espada”, pues ante los eventuales incidentes y peligros de la lidia se exige participe en la función, cuando menos, otro torero hábil en su manejo, para reemplazar aquel y se le designa en los papeles “segundo espada”. Nunca se reglamentaron las características de la toricida arma, pero los profesionales del toreo terminaron por elegir o diseñar una con características especiales que llaman “estoque”, elemento productor de estocadas; se la entregará al “maestro” de la cuadrilla, en el momento oportuno por persona que deambula por la barrera en traje ordinario, los conocidos como “mozos de espada”.