ESCUELAS DEL AVE MARÍA
ESCUELAS DEL AVE MARÍA
Fueron introducidas en Navarra por el sacerdote navarro, párroco de San Lorenzo, Marcelo Celayeta en 1914-16. Habían sido creadas en 1898 por Andrés Manjón, catedrático de Derecho Canónico en Santiago de Compostela y Granada y canónigo del Sacro Monte, en uno de los “carmenes” del Albaicín para la educación de las clases más necesitadas.
Marcelo Celayeta tuvo conocimiento de su existencia a través de Vicente Díaz, amigo suyo de Aoiz, así como de los excelentes resultados pedagógicos que obtenía en la formación de la población en estos humildes barrios de la capital granadina. Visitó a Andrés Majón, quedó entusiasmado por la riqueza de sus planteamientos y vislumbró la posibilidad de crear una escuela similar en Pamplona. Para ello envió a Granada a los maestros Gervasio Villanueva y M.ª Mariñarena, para que se formaran en el método pedagógico empleado por Manjón en las Escuelas del Ave María de Granada.
El lugar destinado para su creación fue el antiguo barrio de la Rochapea, que pertenecía a la parroquia de S. Lorenzo y que no tenía escuelas públicas, por lo que sus alumnos asistían a una escuela privada que tenía abierta una maestra en Errotazar o acudían a las escuelas públicas o colegios de la ciudad. Esta circunstancia y el hecho de que su población estuviera compuesta predominantemente por tres sectores poco favorecidos: el de los labradores y huertanos, el de los ferroviarios de las estaciones del Norte y Plazaola y el de la industria del agua, curtidores, jaboneros, alcoholeros, harineros, etc., fueron argumentos decisivos para la ubicación de la fundación.
La primera piedra se puso el 21 de marzo de 1915 y se inauguraron el 2 de abril de 1916. Fueron construidas por el arquitecto Ángel Goicoechea y financiadas por aportaciones particulares, tanto del barrio como de San Lorenzo y resto de la Ciudad. Comenzaron funcionando 6 grupos de alumnos, tres de chicos y tres de chicas, siendo Marcelo Celayeta, director hasta su muerte en 1931.
Su importancia, además de la función social que desempeñaban, está basada en el método empleado, consistente por una parte en aprender por medio del juego y del canto, incluso las cosas más difíciles y por otra proporcionar a los niños una escuela alegre, humana, cristiana y adaptada a su psicología. Era una escuela de trabajo que pretendía hacer trabajadores inteligentes y honrados y centrada en el alumno pues “de nada sirve el mucho enseñar si no es el alumno el que aprende” por ello sitúa a los alumnos en condiciones de aprender por sí mismos.
Se caracterizaba por ser una escuela al aire libre, en al que las clases se daban generalmente en el patio escolar o en los campos y huertas cercanas en el caso de las clases de Ciencias de la Naturaleza. Marcelo Celayeta era muy exigente con este principio y sólo permitía dar las clases en las aulas cuando las condiciones climatológicas lo hacían imprescindible. Posteriormente fue perdiendo vigencia esta característica aunque siempre persistió la tendencia de dar alguna clase al aire libre.
Era asimismo una escuela activa en la que se escenificaban no sólo los contenidos instructivos sino también las ideas abstractas utilizando la actividad del alumno para su adquisición, ya fuesen hechos históricos, vivencias religiosas, geografía e incluso las partes de la oración.
Para llevar a cabo esta metodología se necesitaba un variado y rico material que era realizado siempre que se podía por los propios alumnos. En el suelo del patio escolar se podían observar hasta hace pocos años, mapas hechos con ladrillos de colores cuyos montes y ríos se representaban con gravilla y cintas de colores y que servían para la enseñanza de la geografía. También existían círculos, triángulos y pirámides, etc. para la de la geometría. Del mismo modo en las paredes exteriores del edificio había mapas y árboles genealógicos fijos para el aprendizaje de la Historia, así como carteles y silabarios para el de la lectura.
Esta enseñanza y la de la numeración también se facilitaba por medio de baberos los cuales tenían representadas las letras y números y que al ponérselos los niños permitían conocer los signos y realizar las combinaciones precisas para aprender la lectura y numeración.
La importancia de la música, no sólo era didáctica en cuanto que servía para la asimilación de las otras áreas, sino que como materia específica ocupaba un lugar importante dentro del curriculum escolar. Desde sus inicios contaba con un profesor de música, Gregorio Alegría. Pronto se formó la Banda de las Escuelas del Ave María, para la que el propio Marcelo Celayeta compró instrumentos de una banda militar de Milán. Maestros músicos fueron Sandra, Gumersindo Bravo y José González y varios alumnos han destacado en el campo de la música.
La influencia cultural de las escuelas en el barrio fue muy notable, y a la ya reseñada de la Banda de Música, hay que añadir las funciones de teatro representadas por alumnos de la escuela y vecinos del barrio y las proyecciones de cine que se alternaban los domingos en la programación del salón de actos de la parroquia de El Salvador.
A partir de 1932, su director fue Marcelo Larráinzar, sobrino de Marcelo Celayeta y sacerdote como él. El año 1935 las Escuelas del Ave María estaban compuestas por 11 unidades, cinco de niños, y cinco de niñas y una mixta, la de párvulos, al frente de las cuales había una plantilla de 11 maestros más el maestro de música y la de corte para las niñas.
Eran regidas por un Patronato del que formaban parte 2 concejales del Ayuntamiento de Pamplona. Finalmente la OM/29-3-57, las transformó en una Escuela Graduada de Niños y otra de Niñas con 4 grados cada una y una de Párvulos con tres Secciones, a la vez que se constituyó un Consejo de Protección Escolar para su organización, dirección y provisión, en el que están representadas la Administración Educativa, el Arzobispado, el Ayuntamiento y la parroquia de El Salvador.
La OM/19-11-66 culminó la transformación en centro público al crear la Escuela Graduada del “Ave María” con dirección y 11 unidades que dio paso al colegio público del “Ave María” actual.