ENCINA
ENCINA
Fam. Fagáceas. Árbol siempre verde de hasta 25 metros de altura, a veces achaparrado (“chaparra”), de corteza agrietada, copa redondeada y denso rameado. Las hojas son coriáceas de contorno oblongo-ovalado o lanceolado, y borde liso o menos frecuentemente dentado espinoso. El haz es glabrescente y el envés gris tomentoso. Las bellotas son amargas. Su pariente próxima, la carrasca (Q. rotundifolia), presenta hojas más redondeadas de bordes frecuentemente dentado espinosas. Su bellota es dulce.
La encina alcanza los valles del noroeste navarro proveniente de la costa cantábrica. Hacia los puertos cede el lugar a la carrasca, que se adentra en el interior de Navarra alcanzando las llanuras del Ebro. En el contacto aparece el híbrido (Q. x ambigua) en abundancia. Ambas especies y el híbrido son indiferentes al tipo de suelos. Tienen buen desarrollo tanto en los calizos como en los ácidos. Llegan a medrar incluso en el roquedo desnudo, dando ejemplares retorcidos colgados en el vacío. Sus límites ecológicos están en los suelos encharcados, en las áreas montañas y en los valles cerrados con inversiones térmicas mantenidas.
Denominada también vulgarmente “lencino” (Legaría), en la zona media se emplea la infusión de las flores o “entrecascos” o el cocimiento de la corteza como antidiarreico, antihemorrágico y en el tratamiento de la tuberculosis. En uso externo se utiliza la infusión o el cocimiento para curar las grietas de los pies.
No figura, generalmente, en la bibliografía científica, pero se le atribuyen, como al roble, las propiedades indicadas; no es recomendable en uso interno, porque puede perjudicar las vías digestivas.