ELÍO, FRANCISCO JAVIER DE
ELÍO, Francisco Javier de
(Pamplona, 1767 – Valencia, 1822). Una de las figuras principales de la milicia y de la política española del primer tercio del silo XIX. En los últimos años del sigo XVIII y primeros del XIX, destacó en las acciones militares que se desarrollaron en torno a Orán y a Ceuta y en el Rosellón, y fue enviado a América en 1805, siendo coronel. Nombrado gobernador de Montevideo, su papel en los acontecimientos de 1808-1811 fue capital. Enfrentado al virrey del Río de la Plata -el francés Santiago de Liniers-, su inmediato superior, Elío sospechó de su lealtad a Fernando VII (III de Navarra), al parecer sin ningún fundamento. Conforme a esa desconfianza, y en vez de intentar aunar todas las fuerzas, Elío fomentó todo género de acciones contra el virrey; lo denunció formalmente ante las autoridades de Buenos Aires, se negó a resignar el mando cuando Liniers lo destituyó. El navarro llegó a preparar un movimiento de rebeldía en torno al comerciante vizcaíno Martín de Alzaga, quien, de esta forma, pretendió aglutinar el descontento y los recelos de los españoles peninsulares frente a los criollos, a quienes veían demasiado propensos al autonomismo y a quienes creían respaldados por el virrey.
Al cabo, Elío y los peninsulares lograron el cese de Liniers y su sustitución en el verreinato por Hidalgo de Cisneros, quien, sin embargo, procedió a la destitución del mismo Elío, en 1810. Cisneros fue forzado a su vez a dimitir por los criollos -en la llamada “Revolución de Mayo” de 1810- y la Regencia española designó virrey del Río de la Plata a Elío, en 1810.
La obra de Elío como virrey se redujo al año 1811 y fue puramente militar, puesto que Buenos Aires estaba en manos de los rebeldes. Acabó suscribiendo un tratado de paz con la Junta de Buenos Aires en virtud del cual la Junta reconocía a Fernando como rey y se comprometía a evacuar los territorios de la Banda Oriental del Uruguay, que habían ocupado las tropas criollas. Pero a casi nadie satisfizo, las Cortes de Cádiz lo rechazaron y Elío fue cesado.
De regreso en la península, fue designado capitán general de Valencia por la Regencia, pese a la expresa desaprobación que mereció entre los diputados de Cádiz por su gestión rioplatense. Y en Valencia le encontró la restauración de Fernando VII (III) en el trono español, en 1814.
La historiografía liberal de los dos últimos siglos ha concedido a Elío un papel primordial en el restablecimiento del absolutismo que esa restauración de 1814 conllevó. Se ha escrito que la desaprobación de su gestión americana por las Cortes debió de contribuir a enemistarlo con el régimen constitucional y que, seguramente porque conocía sus ideas, Fernando VII (III) no se dirigió derecho a Madrid, una vez repasada la frontera al regresar del exilio, sino que por Daroca se encaminó antes a Valencia, donde Elío debió ofrecerle sus tropas para enfrentarlas a las de las Cortes gaditanas, si llegaba a ser necesario, a fin de reimponerlo en el poder absoluto. Elío habría sido, con este hecho, el primer militar español que protagonizo un pronunciamiento frente al poder constituido.
La realidad debió de ser más compleja, a juzgar por alguna irrefutable prueba documental que obliga a pensar que Elío era partidario de la constitución de 1812 en los momentos en que Fernando regresaba a España, y que así se lo hizo saber al rey, aconsejándole además que la acatara él mismo.
Lo cierto es que, desde entonces, Elío quedó no sólo como capitán general de Valencia, sino como símbolo de la ferocidad de los absolutistas en la persecución de los liberales. Contra Elío se dirigió la conspiración constitucional de 1818, del coronel Joaquín Vidal, a la que Elío puso fin ahorcando a dieciocho implicados. Parece que estos hechos contribuyeron a crear en torno a él un cierto clima de animadversión y violencia.
Al reimponerse la constitución de Cádiz de 1820, fue cesado de la capitanía general pero permaneció en la ciudad levantina. Sin embargo, la misma Valencia presenció uno de los motines militares de la primavera de 1822, de signo realista (absolutista), y las autoridades constitucionales acusaron a Elío de instigarlo, lo procesaron y lo condenaron a morir en garrote.
Bibliografía
J.A. Sombiela, Manifiesto que escribió en un calabozo el general don Francisco Xavier Elío, con el objeto de vindicar su honor y persona (Valencia, 1823). L.M. Minguet y Albors, El general Elío y su tiempo… (Valencia, 1922). J. Rico de Estasen, Vidas insignes: el general Elío (Valladolid, 1940).