ECHARREN Y NAVARRO, MIGUEL DE
ECHARREN Y NAVARRO, Miguel de
(Pamplona, ca 1563-1627). Importante polifonista y maestro de capilla de las catedrales de Pamplona y Calahorra. A veces se le identifica como Michael Navarrus. Su música, en gran parte impresa en vida del autor, es un ejemplo de la más pura polifonía española del Siglo de Oro. Ha sido transcrita toda su obra por Aurelio Sagaseta, aunque solamente se ha publicado una mínima parte (dos motetes).
Fue maestro de capilla de Pamplona en dos períodos de su vida: al comienzo de su carrera musical (ca 1585-1591) y al final de la misma (1608-1627). Sus antecesores en el magisterio iruñense fueron Pedro de las Montañas, Fortunio Ibáñez de Ochagavía, Esteban Alvarez y Juan de Aldaba. Coincidió con los organistas Jaime de Acirón y Juan de Arizaleta, entre otros. Sucesores suyos inmediatos en el cargo fueron el polémico Matheo Calvete y el notable músico Urbán de Vargas.
En 1591 aspiró al magisterio de la catedral de León, pero el puesto fue otorgado al célebre polifonista zamorano Alonso de Tejeda. A los pocos meses fue nombrado maestro de la Seo de Calahorra (cargo que había intentado obtener sin éxito en 1585).
Al poco tiempo de instalarse en Calahorra intentó acceder al magisterio de Salamanca (1593), pero nuevamente se adjudicó el cargo a su contrincante Alonso de Tejeda. Por fin, el año 1600 abandonó el puesto de Calahorra y se hizo ermitaño de la iglesia de las Santas “Nunilonis et Alodie” en Turruncún, pueblecito de la Rioja, hoy abandonado. Se conserva su carta de despedida y dejación de beneficio en ese momento, su vida se orientó hacia una experiencia ascética, paralela a la de sus contemporáneos Juan de la Cruz, Teresa de Ahumada, Tomás Luis de Victoria etc. En 1608 estuvo en la catedral de Pamplona, donde realizó su primera publicación musical (1614) permaneció hasta su muerte (1627).
Otra faceta curiosa del insigne polifonista pamplonés fue un priorato de los ermitaños de Navarra. Miguel Navarro fue el primer Prior de la incipiente cofradía y como tal examinaba a los aspirantes sobre diversos conocimientos religiosos y hasta sobre el equilibrio psicológico necesario para la soledad eremítica. Navarro ejerció el cargo al menos desde 1613. Por su testamento sabemos que al final de su vida dejó casa y bienes a la mencionada Cofradía.
En el Archivo Catedral de Pamplona se conservan dos manuscritos con música de Miguel Navarro. El primero (Ms I), en pergamino y muy bien conservado, es probablemente el mismo que el Cabildo mandó pagar en 1595 junto con dos “libros de canto de órgano”. En el citado documento se señala que “la fama destas nuevas músicas era celebrada en otras catedrales”. Contiene el libro 7 salmos y 6 magníficat, todos ellos a 4 v m. El segundo (Ms II), muy deteriorado, está escrito en papel, con una grafía romboidal tan perfecta que parece impresa. En él se repiten algunas obras del primer volumen, pero algunos “Gloria Patrí” aparecen más elaborados a 5 y 6 v, así como otras partituras de maestros anónimos autóctonos, e incluso un “Te Deum” de Francisco Guerrero. La Real Colegiata de Roncesvalles conserva otros dos libros corales manuscritos con obras de Navarro. Su contenido, a excepción del salmo “Laudate pueri”, está repetido en los mencionados manuscritos de Pamplona.
Miguel Navarro llegó a imprimir en el taller de Carlos Labayen, en Pamplona, un libro de música titulado Liber Magnificarum… (1614). En esta primera impresión Navarro omitió algunos salmos anteriores de los manuscritos de Pamplona, completó a 7 y 8 voces los “Gloria Patri” de sus magníficat (son en total 16) y añadió una bellísima Salve en combinación con el Canto Llano y dos motetes marianos Surge, propera y Tota pulchra es, todos ellos a 4 v m.
Al parecer hizo varias ediciones de su obra, ya que los dos únicos ejemplares impresos encontrados (en el Archivo del Pilar de Zaragoza y en la catedral de Tarazona) difieren entre sí. Consta documentalmente que algún ejemplar del maestro fue a parar a la catedral de Burgos, cuyo Cabildo mandó examinar el libro (1615), pero éste no ha sido hallado hasta el presente en su Archivo Musical.
Se observa un cambio en cuanto al número de voces entre su primer manuscrito de 1595 y su obra impresa de 1614, en que escribió algunas partituras policorales. Esto se relaciona con el hecho de la ampliación de la Capilla de Música de Pamplona en 1597 por el obispo Zapata. Así, por ejemplo, la anterior plantilla fija de 4 “infantes, pasó a tener 12 niños.
Y el resto de la Capilla experimentó un aumento notable, además de una dotación superior por “pieza” o puesto de cantor.
Destaca la indudable calidad de su polifonía y un sutil juego contrapuntístico, en especial en sus motetes y Salve. Frente a la grandiosidad de sus finales policorales se contrapone la cristalina belleza de algunos de los versículos (a sólo tres voces imitativas) de sus magníficat.
En cuanto a la aplicación del texto a la música es todavía “medieval”, ya que no cuida este detalle y escribe “a la antigua”. Por el contrario, su armonía es avanzada para la época. Utiliza repetidas veces la 6ª aumentada (mi bemol-do sostenido) y hace un uso moderado de la 7ª, incluso una vez con carácter de dominante y solución directa a la tónica, en concreto en el salmo “Nisi Dominus”, editado en 1614 (es decir en tiempos de Claudio Monteverdi).
Su obra se ha trascrito a excepción de los dos motetes marianos citados, recogidos en la Colección “Música en la Catedral de Pamplona”, nº 1 (1983). Existe una grabación discográfica de su Salve, salmo Laudate pueri y un Magníficat editado por la Caja de Ahorros de Navarra (CAN 001 Stereo, Navarra. Por “Pro Cantione Antiqua de Londres”, 1985).