DÍAZ DE OVIEDO, PEDRO
DÍAZ DE OVIEDO, Pedro
También conocido como Pedro de Oviedo. Pintor de recia personalidad que trabajó en diversas localidades de Aragón y Navarra en los últimos años del siglo XV y primeros del siglo XVI. A través de las obras conservadas se reconoce su adscripción al estilo gótico de influencia septentrional, que pudo recibir por sus relaciones con artistas castellanos y aragoneses, sin olvidar los grabados germánicos como los de Martín Schongauer.
Su primer trabajo documentado es el retablo mayor de la catedral de Tudela, consagrado el 11 de junio de 1494. De la documentación existente en el Archivo de Protocolos de Tudela se deduce que el retablo fue encargado a “los honorables pintores Diego del Aguila et Pedro de Ubiedo, pintores, habitantes de presente en la dita ciutat” en dos etapas sucesivas.
El trabajo consistió en desarrollar al óleo sobre tabla doce composiciones sobre la vida de la Virgen María, titular del retablo y de la Catedral, distribuidas en las cuatro calles laterales, de tres pisos cada una, que configuraban el cuerpo del retablo. En el banco, concluido personalmente por Pedro Díaz, se encuentran, de izquierda a derecha, el Lavatorio de Pilatos, la Virgen dolorosa, Cristo varón de dolores asistido por ángeles, María Magdalena y la Flagelación. En el sotobanco están las cabezas de los apóstoles pintadas sobre medallones; se complementa la obra con sendas puertas laterales con las figuras de los apóstoles Pedro y Pablo y con los ocho profetas que aparecen en el guardapolvo. El nicho de la calle central, coronado por un dosel, recibió en 1606 una imagen de la Virgen.
Esta obra, que sirve de fondo a la capilla mayor románica de la catedral, es el más importante legado del estilo gótico-septentrional que se conserva en Navarra. Pedro Díaz evidencia aquí una sólida formación artística, demostrada en las zonas más cuidadas del retablo como son el banco, las puertas laterales o las cabezas del apostolado. Para el resto es clara la participación de colaboradores, dentro de un discreto nivel de calidad. Sirviéndose de grabados de Martín Schongauer, concibe escenas de gran expresividad y dramatismo, con el apoyo de una brillante policromía y de gran abundancia de oro aplicado sobre estuco en relieve. Si estas características lo relacionan con las obras de los pintores aragoneses contemporáneos (Martín Bernat, Juan de Boniella, Miguel Ximenez), otros rasgos, como son la dureza casi caricaturesca de algunos rostros de verdugos y salones, o el trato casi metálico dado a los plegados, permiten emparentarlo con talleres de Castilla la Vieja.
Al margen de este retablo son pocas las obras suyas documentadas en Navarra. En la misma Tudela realizó la labor de platear las diez varas del palio con motivo del recibimiento de los Reyes, don Juan y doña Catalina. Por encargo del Concejo de Buñuel (7-3-1500) realizó el retablo mayor de la iglesia de Santa Ana, del que se conservan la traza y parate de la documentación en el Archivo de Protocolos de Tudela. Es así como se sabe que la obra estaba concluida en 1502, sin resultar del agrado de los habitantes de la villa.
Finalmente realizó un retablo para la capilla de Mosen Marco Miguel Garcés, canónigo de Tarazona, en la basílica de Nuestra Señora del Romero, en Cascante. La obra, restaurada hace algunos años, se encuentra en el lugar para el que fue destinada, la capilla de San Marcos, situada en el lado derecho del presbiterio. Se trata de un retablo, de mediano tamaño, presidido por una talla del titular en madera policromada.
Fuera del Reino de Navarra su mayor actividad se desarrolló en las ciudades aragonesas de Huesca y Tarazona. En la primera consta su participación, junto con el Maestre Ferrando, en la pintura y dorado de la clave mayor y dos pequeñas de la bóveda del crucero en la Catedral. También ejecutó la pintura del retablo mayor de la basílica de San Lorenzo. A él pertenecen dos tablas, que debieron ocupar el banco, con las escenas del Lavatorio de Pilatos y del Ecce Homo, conservadas en el Museo Episcopal y Capitular oscense, y dos pinturas, pertenecientes sin duda a las calles laterales, con las figuras sedentes de San Orencio y Santa Paciencia, padres de San Lorenzo, que se encuentran en la sede principal del Banco de Huesca, en dicha capital.
En la catedral de Tarazona realizó el retablo titular de la capilla de San Andrés apóstol, del que se conserva una tabla con la escena de la Crucifixión del santo en el Museo de Navarra; asimismo llevó a cabo el retablo de Santiago el Mayor, en la capilla de dicha advocación en la Seo turiasonense.
La influencia de Díaz de Oviedo se dejó sentir en una serie importante de obras, localizadas en tierras de Aragón y de Navarra, que mantienen el estilo gótico hasta bien avanzado el siglo XVI. Y lo que en el maestro había sido producto de su imaginación creativa, en manos de imitadores y discípulos será reiteración de tipos, carentes de originalidad.
Bibliografía
R. del Arco, La Catedral de Huesca. Huesca, 1924. M. Sanz Artibucilla, “Pedro de Oviedo, pintor de retablos”, Rev Eclesiástica, núm 3 (1931), p 68-73. J. R. Castro, “Pedro Díaz de Oviedo y el retablo mayor de la catedral de Tudela”, P de V, n.° 7 (1942), p 121-137. F. Fuentes, “Un nuevo retablo de Pedro de Oviedo”, P de V, núm 20 (1945), p 405-412. M.ª C. Lacarra Ducay, “Pintores aragoneses en Navarra durante el siglo XV”, P de V, núms 154-155 (1979), p 81-86. M.ª C. Lacarra Ducay, “Díaz de Oviedo, Pedro (?1487-1510?)”, Gran Enciclopedia Aragonesa, vol IV, p 1068, Zaragoza, UNALI, 1980. M.ª C. Lacarra Ducay, “Influencia de Martín Schongauer en los primitivos aragoneses”, Boletín del Museo e Instituto Camón Aznar, XVII (1984), p 24-25. M.ª C. Lacarra Ducay y C. Morte García, Catálogo del Museo Episcopal y Capitular de Huesca, Guara Editorial, Zaragoza, 1985. C. García Gaínza y otros, Catálogo Monumental de Navarra, I. Merindad de Tudela, Pamplona, I P de V, 1980.