DANZAS DE NUESTRA SEÑORA DE MUSKILDA. OCHAGAVÍA
DANZAS DE NUESTRA SEÑORA DE MUSKILDA. OCHAGAVÍA
Hay noticias de que en 1666 se hacía una fiesta en la ermita de Muskilda el día de la Natividad de la Virgen, 8 de septiembre. Asistían juglares con danzas y bailes y gentes de los valles cercanos y de la Baja Navarra. Estas danzas en honor de la Virgen tienen una mezcla de rito, pues se bailan en determinadas ocasiones, de sabor guerrero, por lo agresivo de sus paloteados, y de recuerdos de la labor agrícola de la escarda. Se siguen interpretando anualmente en la fecha indicada.
El grupo de danzantes lo forman ocho mozos con su típica indumentaria de cascabeles, capillo de cintas multicolores y gorros de forma cónica. La figura más interesante es el Bobo que viste guerrera y calzón corto arlequinados en rojo y verde, con un látigo en la mano que divierte a los chiquillos con sus gracias. En algunas danzas se cubre la cara con una extraña máscara de doble rostro barbado de tez blanca y negra. Evoca al dios Jano, ser mitológico romano de doble naturaleza.
Entre los bailes que ejecutan, además del Pasacalle o Paseo en honor de las autoridades, sobresalen por su vistosidad los cuatro enérgicos paloteados: Emperador, Katxutxa o Trúlala, Danza y Modorro. Al son de las melodías interpretadas por dos gaiteros y el tamborilero, los danzantes golpean rítmicamente sus palos de acebo entre sí y contra el suelo con golpes secos y cortados, giran todos a la vez y hacen y deshacen sus evoluciones. En la “Danza del Pañuelo”, colocados en dos filas de a cuatro, enlazan sus pañuelos en un continuo enredo de figuras y pasan agachados uno a uno entre la doble fila en arco formada por sus compañeros. Le sigue la Jota y se termina con un ¡Viva la Virgen de Muskilda! gritado por el Bobo al que contestan los danzantes con los brazos en alto.