CONTINENTALIDAD CLIMÁTICA
CONTINENTALIDAD CLIMÁTICA
Uno de los factores que más intervienen en incrementar la oscilación de temperatura y en reducir la precipitación es la ausencia de humedad en el aire, relacionado a su vez con la distancia al mar. Éste actúa de regulador térmico y favorece los mecanismos de precipitación, de manera que al aumentarse dicha distancia se reduce la influencia. Todo ello puede verse favorecido por la presencia de relieves dispuestos en sentido perpendicular a los vientos húmedos que, por efecto de barrera, contribuyen a aumentar las características continentalizadas a sotavento de los mismos. Tal es la disposición del relieve navarro frente a los vientos del W y NW que, por su largo recorrido sobre el Atlántico, llegan a los valles cantábricos cargados de humedad y con gran eficacia termoreguladora. Para alcanzar el extremo sur de Navarra tienen que remontar la divisoria atlántico-mediterránea, los propios Pirineos (si es que tienen un componente más septentrional) y en todo caso las sierras prepirenaicas de Urbasa-Andía, Perdón, Alaiz, Izco, etc. El efecto contención que, de forma sucesiva, se va generando reduce la capacidad de precipitación de estos flujos y alcanzan la mitad sur de Navarra en forma de vientos catabáticos con escaso grado de humedad y gran capacidad evaporante. Por estas razones, el clima de las tierras aledañas al Ebro presenta una insuficiencia de humedad y una amplitud térmica que permiten definirlo como mediterráneo de acusado matiz continental. No puede hablarse de un clima continental puro por cuanto no se superan los 20°C de oscilación media anual, ni tampoco las precipitaciones cambian a un régimen generalizado de máximos estivales a pesar de los mecanismos tormentosos relativamente frecuentes durante esta época. No se puede olvidar que los matices mediterráneos constituyen el trasfondo de las características climáticas predominantes en la depresión del Ebro, caracterizadas precisamente por una prolongada y acusada sequía estival.
No obstante, el extremo SE de Navarra es la zona donde son más evidentes los matices continentales. Especialmente al sur de una imaginaria línea que de Carcastillo sigue por Beire y Peralta hasta Sartaguda, y al norte de su prolongación por la margen derecha del Ebro hasta las localidades de Corella y Cascante. Durante el invierno, potentes inversiones contribuyen a que las condiciones térmicas sean extremadas (mínimos absolutos de hasta -13°C) y, junto a máximas absolutas estivales de 39°C, generan oscilaciones extremas superiores a los 50°C. La media de las mínimas invernales es de 2°C y la de las máximas estivales de 32°C. La oscilación media anual oscila alrededor de 18-19°C. La precipitación apenas supera los 400 mm, siendo la estival el 22% de aquella. Debido a la fuerte evapotranspiración favorecida por las elevadas temperaturas y los vientos desecantes (cierzo), el déficit puede superar los 350 mm durante los 5-6 meses de máximo calor (de abril a septiembre). En consecuencia, la sequía es profunda, persistente, y actúa de factor limitante para el desarrollo de las comunidades vegetales y a la misma actividad agrícola.
El mosaico vegetal corresponde a un paisaje estepizado adaptado a este frío invernal y al calor y sequía estival. Abundan las coscojas (Quercus coccifera) acompañadas del enebro de la miera (Juniperus oxycedrus), sabina negra (Juniperus phoenicea), lentisco (Pistacia lentiscus) y escambrón (Rhamnus lycioides) junto a un estrato herbáceo discontinuo en el que predomina el lastón (Brachypodium ramosum). Cuando el coscojar se destruye lo sustituye el romeral (Rosmarinus officinalis) acompañado del lino (Linun suffruticosum), tomillo (Thymus vulgaris), etc, éstos, por degradación debida a la erosión, sobrepastoreo, etc. dan lugar a una estepa de gramíneas en la que predomina el espartal (Lygeum spartum), ontina (Artemisa herba-alba) y el sisallo (Salsola vermiculata). Coincidiendo con el área de distribución del coscojar estepizado, está la del pino carrasco (Pinus halepensis Mill.) muy adaptado a la fuerte sequía estival. Su factor limitante son las temperaturas frías, por lo que buscan las situaciones abrigadas o se sitúan en los altos (sasos) fuera del área de inversión de temperatura. El matorral de coscoja y escambrón con bosquetes de pino carrasco pertenece a la asociación Rhamnococciferetum, predominante en esta zona donde la aridez ya no permite el desarrollo del encinar a pesar de los matices mediterráneos que subyacen en las condiciones climáticas del S y E de Navarra.