COMISIÓN GESTORA DE NAVARRA
COMISIÓN GESTORA DE NAVARRA
En 1931, por Decreto de 21 de abril, el Gobierno provisional de la recién proclamada segunda república española sustituyó en toda España las Diputaciones provinciales por Comisiones gestoras, designadas por el correspondiente gobernador civil, debido a que los diputados habían sido nombrados durante el reinado de Alfonso XIII y constituían uno de los bastiones oficiales que restaban a la monarquía.
El decreto fue cuidadoso en lo que atañía a Navarra, posiblemente por empeño del presidente del Gobierno, Niceto Alcalá-Zamora, que, además de notable jurista, era hombre convencido del carácter paccionado del régimen foral navarro. En el artículo 5 se disponía que la Diputación foral de Navarra conservaría sus atribuciones peculiares y su composición (siete miembros, uno por cada merindad y los dos restantes por las de mayor población).
La Comisión gestora de Navarra fue designada así por el gobernador civil, en las personas de Amadeo Marco Ilincheta (por Aoiz-Sangüesa), Benito Munilla y José María Fernández Piérola (por Estella), Constantino Salinas Jaca y Rufino García Larrache (por Pamplona), David Jaime Dean (por Tafalla-Olite) y Luis Soriano Tapia (por Tudela).
Según se afianzó la república (y según, en la propia república, se reconstruyeron las opciones políticas conservadoras) creció en Navarra la opinión de que la Comisión gestora debía desaparecer por un contrafuero. Se solicitó su inmediata disolución, tras las elecciones generales de noviembre de 1933, pero de hecho subsistió hasta febrero de 1935, por el criterio del Gobierno de que no procedía organizar unas elecciones especiales en Navarra.