CIPRÍNIDOS
CIPRÍNIDOS
Familia de peces dulceacuícolas; engloba un gran número de especies distribuidas por las aguas continentales de casi todo el mundo; sólo faltan en Sudamérica y Australia. La importancia de esta familia dentro de la ictiofauna ibérica en general y navarra en particular, queda de manifiesto por la presencia, en la Península, de 24 especies de Ciprínidos, algunas endémicas; de ellas, once se pueden encontrar en los ríos de Navarra. Por otro lado, de las 25 especies que componen la ictiofauna de la región, once son Ciprínidos, de manera que ésta es la familia, de las 12 representadas, que agrupa un mayor número de especies de peces.
La chipa, la madrilla, los barbos y la carpa son seguramente sus representantes más conocidos, aunque también cabe señalar otros como la bermejuela, el gobio, la tenca, el cacho y los carpines.
Un carácter propio de la familia es la presencia de huesos faríngeos provistos de dientes; el número y la disposición de estos dientes es definitivo a la hora de establecer la sistemática y diferenciar algunas especies. Por el contrario, las mandíbulas carecen de dientes, al menos en las especies representadas en Navarra. Varias tienen barbillones de función táctil, que nacen de los labios o de las comisuras de la boca. Todos son omnívoros.
En los ríos navarros se encuentran Ciprínidos a lo largo de todo el recorrido, tanto en la cabecera como en los cursos bajos. Algunas especies como la chipa se instalan, incluso, en los cursos altos de montaña, acompañando a la trucha, aunque sea aguas abajo donde encuentran su óptimo vital. Otras son más propias de los cursos medios y es en ellos donde se asientan sus mayores poblaciones; es el caso de la madrilla y el barbo común. A pesar de esta diversidad de hábitats, la mejor representación de Ciprínidos, tanto por el número de especies distintas como por la densidad de las poblaciones, se encuentran en los cursos medios y bajos. A estos tramos se les encuadra dentro de la llamada Región Ciprinícola de los ríos y a ella pertenecen los principales ríos a su paso por la Zona Media y Ribera.
Según sus hábitos de vida, los Ciprínidos se suelen diferenciar en especies de aguas vivas y otras de aguas calmadas. Son “Ciprínidos de aguas vivas” aquellos que, como la chipa, la madrilla, el gobio o los barbos, prefieren para vivir las zonas de corriente, con aguas frescas y bien oxigenadas; son más abundantes en los cursos altos y medios de los ríos. Por el contrario, los “Ciprínidos de aguas calmadas” son aquellos que se instalan preferentemente en los tramos más profundos, de corriente muy escasa o nula y generalmente ricos en vegetación acuática; un lugar muy propio donde frecuentemente se encuentran son los brazos estancados del río y meandros abandonados que en la Ribera llaman “Madres”. Las carpas, carpines y tencas son sus representantes más típicos.
En los Ciprínidos la época de reproducción coincide con los meses cálidos del año; así, a partir de la primavera y hasta bien entrado el verano, las distintas especies realizan la freza, mucho menos espectacular que la de los Salmónidos. En general, los Ciprínidos de aguas vivas se agrupan en cardúmenes y se desplazan río arriba en busca de frezaderos en aguas frescas y bien oxigenadas, con fondos de grava o cantos rodados en donde depositan los huevos, que se adhieren al fondo. Los Ciprínidos de aguas calmadas suelen frezar en zonas próximas a las orillas, de aguas cálidas, quietas y ricas en vegetación sumergida, a cuyos tallos quedan fijados los huevos.