CIERZO, MONTES DE
CIERZO, montes de
Alineación situada al NO de Tudela y orientada según la dirección de la red fluvial del Queiles y Alhama. Entre las alturas más importantes destacan Molengo (444 m), Clavijas (439 m), Barco Royo (406 m) y Coraza (414 m). Los materiales que la constituyen son básicamente arcillosos, con intercalaciones de capas delgadas de areniscas y alguna de conglomerados en la zona de Molengo; van pasando paulatinamente a capas de calizas hacia la zona de Coraza. Estos depósitos pertenecen al Mioceno (Aquitaniense-Burdigaliense) y se encuentran recubiertos, de manera discontinua, por un sistema de terrazas cuaternarias de origen fluvial, constituidas por conglomerados, gravas, limos y arcillas.
Llamados también Montes de Cierzo y Argenzón, constituían un amplio territorio indiviso comprendido entre los ríos Queiles, Alhama y Ebro, fronterizo con Castilla y Aragón y a cuyo aprovechamiento tenían derecho, en régimen de facería, los pueblos circundantes de Tudela, Corella, Cintruénigo, Fitero, Monteagudo, Cascante y Murchante. En 1665 estas siete comunidades congozantes aprovecharon la favorable y entonces frecuente circunstancia de la penuria por que pasaba el Erario Real para adquirir la plena propiedad del territorio mediante el pago de 12.000 ducados y el compromiso de mantener los usos y las concordias hasta entonces vigentes para su disfrute, entre las cuales no era la menor la prohibición de hacer plantaciones de vid. Como en las Bardenas, el aprovechamiento principal y casi único durante siglos fue el de los pastos. Los vecinos de los siete pueblos podían, además, leñar libremente, explotar las canteras de piedra y otros materiales de construcción, tener abejeras y roturar y cultivar. El cultivo quedaba reducido a pequeñas áreas -los “pasos”- situadas entre las corralizas y barreras que, para una mejor ordenación del pastoreo, se distinguían en los Montes de Cierzo, y siempre bajo la obligación de hacerlo en sistema de año y vez, de sacar las mieses en el plazo de 15 días después de la recolección, de no alzar los rastrojos ni barbechar hasta el 15 de febrero, etc. Nadie podía sembrar en las corralizas, ni junto a los abrevaderos. El ganado lanar pastaba desde la festividad de Reyes hasta la de San Pedro; después entraba el vacuno, sin poder llevar pastor. Al igual que en las Bardenas Reales, también se celebraban en los Montes de Cierzo, hasta 1818, mestas para resolver pacíficamente las cuestiones litigiosas y principalmente las relativas a las reses mostrencas. La tradicional rivalidad entre agricultores y ganaderos fue poco a poco incrementándose, de modo paralelo al aumento de la superficie ocupada por las plantaciones de vid, que siguieron practicándose a pesar del compromiso de hacer lo contrario asumido por los pueblos en 1665. Por sentencia de los Consejos Provincial y Real de 27 de marzo y 20 de noviembre de 1848, se mandó respetar las plantaciones ya hechas, que ascendían a unas 18.000 robadas (1616 Ha), pero se reiteraba la prohibición de hacer nuevas. (Expedientes de la Desamortización de bienes de propios, ley de 1855). De poco sirvió la sentencia: siguieron haciéndose plantaciones de vid, a pesar de la decidida oposición de Tudela y Cascante. Las desavenencias pasaron de ser vecinales o estamentales a producirse entre las comunidades congozantes, y se llegó a la división y el reparto de los Montes de Cierzo entre los siete pueblos propietarios. La suerte que cupo a cada una de las siete porciones, incorporadas a sus respectivos términos municipales, fue diversa: en unos casos siguieron cultivando las tierras quienes lo hacían en la fecha del reparto, y luego sus descendientes; en otros hubo un reparto vecinal, por sorteo, de todo o parte del trozo asignado; y hasta se dieron casos de inclusión más o menos fraudulenta en el Registro de la Propiedad de fincas por labradores que simplemente eran usufructuarios de terreno comunal, aunque su disfrute fuera vitalicio y transmisible por herencia, mientras no dejara de labrarlo durante tres eneros consecutivos. En cuanto al terreno inculto, lo habitual es que cada ayuntamiento arriende los pastos de su porción en pública subasta. A diferencia de las Bardenas Reales, fueron poco a poco señalándose áreas de influencia a cada comunidad. Así, Tudela tenía derecho privativo a 55 corralizas durante 7 semanas para la parición, que se hacía en 27 corrales. Rota la facería y repartido su terreno, el Ayuntamiento, la Veintena y los Mayores Contribuyentes de Tudela aprobaron en 1903 un Reglamento para el disfrute del territorio que le había correspondido, dividiéndolo en 27 corralizas; el Reglamento fue refundido en 1923 y modificado y actualizado en 1942. Pero aun así afloran de cuando en cuando las discusiones, debidas al desigual goce que, por razones históricas, tienen los tudelanos en esos montes, especialmente en lo relativo a roturas, plantaciones de vid y frutales y cultivos en general; la puesta en riego de una parte de los Montes de Cierzo ha reverdecido la polémica entre los descendientes de los viejos roturadores y usuarios, que han formado la Asociación de Cultivadores de Montes de Cierzo, y los nuevos aspiran a tener parcelas regables.