CERA
CERA
La elaboración de cera tiene una gran tradición; ya en el siglo XIV se tiene constancia de la existencia de la Hermandad de Cereros y Confiteros de Pamplona. En 1760 esta cofradía instaló en un prado de Errotazar un “blanqueador de cera”.
Los grandes panes de cera bruta llegaban de diversos lugares, y se fundían primero en calderas de cobre con leña y después al vapor. Luego se convertían en “fideos” que, transportados en “basartes”, se extendían en capas de poco espesor, al sol y al aire. Una vez fundidos y transformados en “cintas”, se volvían a extender hasta obtener el completo blanqueo. Por último se fundían de nuevo y terminaban como escamas, panes o placas. La campaña de trabajo duraba de abril a octubre. La producción alcanzó la cifra de 120.000 k anuales y en gran parte se exportaba a resto de Europa. La puesta a punto de tecnología química más avanzada provocó la caída de la actividad artesanal, al finalizar la década 1930.
En 1980 Navarra figuraba a la cola de producción de cera. Se producía tan solo 4 tm, el 6% de la producción española.