CARDO
Género Carduus. Fam. Compuestas. Con este nombre se conoce un variado conjunto de especies que pueblan el territorio navarro. Se ubican en cualquier ambiente a condición de que exista un exceso de nitrógeno. Están repartidas desde la alta montaña hasta las llanuras de la Ribera. Todos los cardos presentan flores tubulosas, de color rosado-rojizo. Las hojas son espinosas, dentadas y el involucro de cada capítulo está protegido por abundantes brácteas imbricadas en varias filas. Por encima de los 1.500 m viven C. carlinifolius y C. carlinoides, especies endémicas de las montañas sureuropeas y pirenaico-ibéricas respectivamente. A menor altitud, en los pastos muy frecuentados por el ganado y junto a los caminos, se sitúan C. nutans de cabezuelas cabizbajas y C. argemone, este último con porte más esbelto que el anterior. Hacia los valles, en ambientes más caldeados, se distribuyen: C. carpetanus, C. crispus, C. nigrescens, C. bourgeanus, C. pycnocephalus y C. tenuiflorus este último de aspecto similar a Galactites tomentosa con la que frecuentemente convive. El género Cirsium comprende una gran diversidad de especies parecidas a las del género Carduus y distinguibles conjuntamente de ellas, por presentar vilano plumoso; son por lo demás plantas espinosas y herbáceas al igual que las anteriores. Una variada gama de Cirsium se distribuye por las comarcas navarras, en diferentes ambientes: Junto a los manantiales, cunetas frescas y prados aguanosos se hallan Cirsium monspessulanum, Cirsium pyrenaicum, Cirsium palustre y Cirsium heterophyllum, este último con hojas blanco tomentosas por el envés.
Convive con grandes hierbas en el interior de los bosques de haya. Son frecuentes en los pastos de montaña: C. richterianum, C. eriophorum y más raros C. odontolepis y C. giraudiasii. En los brazales encuentra cabida el C. filipendulum. En los mosaicos de matorral con pastos subcantábricos aparece el C. tuberosum, que imita a la especie anterior. Ambas especies quedan segregadas por su ecología. En cualquier valle de Navarra donde exista una fuerte nitrofilia no faltan C. arvense, C. vulgare y C. echinatum esta última más rara. Con el nombre de cardos borriqueros existen en Navarra diversas especies que componen los tagardinales. Son plantas de gran talla con hojas blanquecino-tomentosas que pertenecen al género Onopordon. El O. acaulon tiene las hojas en roseta y carece de tallo. Las restantes son macroterófitos que se distribuyen por las escombreras y terrenos alterados por la acción humana. El O. acanthium está distribuido por la mitad sur de Navarra. Relegados al extremo sur más continentalizado viven O. arabicum y O. corymbosum.
El zumo de las hojas o éstas trituradas se emplean para desinfectar y cicatrizar heridas; se afirma también que, si se presiona con las hojas sobre aquéllas, se detienen las hemorragias (Galar). El agua empleada para cocer el cardo de cultivo se recomienda en la ribera oriental en afecciones hepáticas. Sin embargo, en la bibliografía científica no figuran estas propiedades.