CAPUCHINOS
CAPUCHINOS
(Frailes menores capuchinos). La reforma franciscana, extendida desde Aragón, realizó su primera fundación navarra en Pamplona (1606), de la mano de Gabriel de Arana. Los conventos del reino, integrados en la provincia de Aragón, alcanzaron pronto (1654) el régimen de “división de vivienda” y, dos años más tarde, el de custodia, con una amplia autonomía. En 1666 la orden contaba ya con ocho conventos, un noviciado y dos centros de estudios, para 198 religiosos. La independencia se completó con la creación, en 1679, de la provincia de Navarra y Cantabria, obtenida gracias al apoyo de la Diputación del reino; Miguel de Santo Domingo fue el primer provincial. La atención a las iglesias conventuales y a determinadas parroquias o capillas, además de la predicación habitual en muchas poblaciones, se vieron completadas con obras asistenciales y la creación o mantenimiento de misiones (Maracaibo 1749), el iniciador de este último campo fue Tiburcio de Redín. Aparte de las labores propiamente religiosas y sociales, la orden, en Navarra, participó activamente en algunas cuestiones políticas; apoyó a Felipe y de Borbón en sus aspiraciones al trono tras la muerte de Carlos II (1700).
Aunque consiguieron superar las exclaustraciones de la etapa napoleónica (1809) y del Trienio Liberal (1820), la desamortización eclesiástica de 1836 provocó la dispersión; algunos grupos de frailes pasaron al campo carlista y, con la paz (1839) se trasladaron a Francia, donde el convento de Bayona fue el principal centro de acogida; otros trasladaron sus actividades a las misiones; cabe señalar en este ámbito a Miguel y Angal de Pamplona y sus predicaciones en Mesopotamia. En cualquier caso, en 1860 quedaban cien religiosos en Navarra y una década después apenas una decena. Esteban de Adoáin*, comisario interno de la orden en España, consiguió finalmente (1879) reabrir la fundación pamplonesa. En 1900 se constituyó la provincia de Navarra-Aragón, transformada siete años más tarde en la de Navarra-Cantabria-Aragón. El siglo XX registró una amplia acción social, con la creación de diversos medios de comunicación como “El terciario franciscano”, “Irugarrengo Prantziskotarra” o en un espectro de acción más amplio “Zeruko Argia” (1919). Algunos miembros de la orden fueron activos nacionalistas; el P Evangelista de Ibero fue, uno de los principales ideólogos del movimiento “abertzale” de comienzos de siglo. Especial significado adquirieron también las actividades de las hermandades de la Orden Tercera o franciscanos seglares; que en 1921 agrupaban a más de 5.800 miembros.
La orden contaba, en 1984, con ocho conventos y 168 religiosos; otros tantos capuchinos navarros trabajaban en América y Filipinas.
Bibliografía
C. de Añorbe, La antigua provincia de Navarra y Cantabria (1578-1900). I. Pamplona, 1951; L. Iriarte, Esteban de Adoáin…. Burlada, 1980; Cincuenta años de vida de la provincia capuchina de Navarra-Cantabria-Aragón (1900-1950), Pamplona, 1951; Ídem (1950-1975), Burlada, 1975.