BURGUESÍA
Las ciudades navarras eran pocas y pequeñas. Sólo Pamplona y Estella tenían un cierto aspecto urbano, mientras que Tudela, Tafalla o Sangüesa no eran muy diferentes a otras grandes villas, como Corella o Viana, estrictamente campesinas. Junto con familias nobles, titulados o palacianos, que residían habitualmente en la ciudad aunque tuvieran su palacio o señorío en el campo, había una activa “burguesía”, compuesta por funcionarios de la administración civil, mercaderes, profesiones liberales, artesanos e industriales, trabados entre sí por lazos de parentesco y ciertos intereses comunes, muy distintos de los del mundo rural.
La administración de justicia y el gobierno del reino reunía en Pamplona un buen número de oidores, consejeros, secretarios, relatores, fiscales, procuradores, etc. Sus ingresos parece que nunca fueron muy elevados en comparación con el prestigio social y la influencia que reportaban muchos de estos cargos. Los grandes mercaderes, llamados en las fuentes de la época “hombres de negocios”, monopolizaban el gran comercio interior y exterior. Eran acaparadores de granos, almacenistas de vino, proveedores del ejército, exportadores de lana, importadores de paños o de productos ultramarinos. Por debajo y en estrecha dependencia de estos, estaban los revendedores al por menor, “tenderos” en las principales villas y pueblos.
De entre las profesiones liberales -médicos, cirujanos, abogados- la más codiciada era la de “escribano”, equivalente al notario de nuestros días. Por diversas leyes de cortes estuvo estrictamente limitado su número y circunscripciones.
La unión a Castilla en el siglo XVI le permitió recuperar la paz y el orden imprescindibles para toda actividad económica. Desde finales del siglo XVII, una minoría de navarros emigrados estuvo presente de forma muy activa en los grandes negocios de Madrid y del comercio americano. A finales del XVIII y principios de XIX fue la burguesía la que principalmente apoyó -aunque no sólo ni exclusivamente ella- las reformas propugnadas por el liberalismo.
La burguesía se revistió de una importancia conceptual muy notable en el siglo XIX, cuando apareció esa palabra en la lengua castellana. Siglos atrás, en las Cortes medievales de Castilla, se hablaba de “burgueses” entre los representantes del estado llano; pero la denominación cayó después en desuso y reapareció en el XIX en la forma burguesía, que constituye seguramente un galicismo (de bourgeoisie). Se ha llegado a insistir en que se introduce de la mano de la propaganda de la I Internacional de Trabajadores, desde 1869, pero existía ya antes. En esa propaganda -que sin duda contribuye a divulgar el concepto, también en Navarra, desde el entorno de 1870 se perfiló en la forma concreta de grupo económico que poseyendo los medios de producción explotaba al proletariado.
En Navarra -como en el resto de España- el fortalecimiento del grupo burgués se dio principalmente en la etapa de desarrollo económico que comenzó en los años treinta del siglo XIX y que cristalizó, entre otros muchos aspectos, en la multiplicación de las sociedades por acciones y en el trasiego de propiedades que tuvo lugar con la desamortización. Entre los compradores de los bienes desamortizados entre 1836 y 1851, aparecían doce personas con cargos políticos o financieros importantes, a escala estatal, y varios títulos nobiliarios, alcaldes, secretarios, concejales, jueces, notarios y abogados. En tres de los personajes coincidían los cargos de diputado en Cortes, directivo del Banco Español de San Fernando -precedente del Banco de España- y miembro del Consejo Nacional de Agricultura.
Pero no se puede pensar que Navarra contase -en el XIX, ni prácticamente en el XX- con una alta burguesía de capacidad semejante a la de las grandes capitales de la península. Se daba incluso el caso -ya a mediados del XIX, y tanto o más después- de que esos burgueses navarros especialmente ricos residían en Madrid. Lo que sí había en Pamplona y en las pocas y pequeñas ciudades de la región era un pléyade de gentes de clase media, más o menos acomodada, que sostenía sobre todo el sector servicios.