BONAPARTE BLESCHAMP, LUIS LUCIANO
BONAPARTE BLESCHAMP, Luis Luciano
(Thorngrowe, Inglaterra, 4.1.1813-Fano, Italia, 3.11.1891). “El más vascófilo de los vascólogos” era hijo del segundo hermano de Napoleón, Luciano Bonaparte, que tras Waterloo se estableció en Musignano (Estados Pontificios), donde el joven Luis Luciano siguió cuidados estudios. Casó (1833) con la Florentina María Ana Cecchi, matrimonio pronto fracasado. Muerta su esposa (1891), Luis Luciano casó con Clementina Richard Grandmontagne, originaria de Tardets, enlace también breve, porque él murió el mismo año.
Fue elegido (1848) diputado por Córcega para la Asamblea Constituyente, si bien su acta fue anulada (1849) y recuperada en el departamento del Sena. Su primo Napoleón III le dio el título de Príncipe, con una pensión de 130.000 francos; también el puesto de senador. Caído el Segundo Imperio, acudió en su ayuda la emperatriz Eugenia. Y en 1883, el gobierno de Gladstone le asignó 250 libras anuales por sus trabajos sobre los “patois” y dialectos de Inglaterra.
A su muerte, el príncipe Luis Luciano, católico ferviente, quedó inhumado en el sector católico del cementerio de Londres Kensal Green.
Dedicado en un principio a la química y la mineralogía, el príncipe Bonaparte pronto se adentró en el estudio de la lingüística y sobre todo de la dialectología. Su interés por la lengua vasca queda patente ya en 1847, cuando da a las prensas su “Specimen lexici comparativi omnium linguarum europaearum” (Florencia), infolio en el que presenta 51 tablas con sendas palabras en otros tanto idiomas, encabezadas por el vascuence. El interés por la lengua real, la hablada en las diversas regiones de cada ámbito lingüístico, le movió a viajar cinco veces al país, en 1856 y 1869. Visitó Navarra en tres ocasiones. El 17.10.1857 salió de Bayona hacia Pamplona, de donde volvió, tras pasar por Bilbao y Guernica, a la ciudad traspirenaica el 2 de noviembre. En 1866, salió el 2 de febrero de San Juan de Pie de Puerto y se adentró en Navarra por Roncesvalles, Burguete, Garralda, Salazar y Roncal, desde donde, frenado por las nieves, volvió por Aspurz, Imirizaldu, Arive y Esteríbar a Roncesvalles. En el otoño de 1867 se acercó a estudiar el dialecto alto navarro meridional. En 1869 no pasó la frontera, dadas las circunstancias políticas: se quedó en San Juan de Luz, y convocó allí a sus colaboradores de la zona dialectal, que eran José Javier Larráinzar, de Elcano; Vicente Gulina, de Goñi; Juan Martín, de Olza, y José María Otamendi, de Puente la Reina.
No fueron éstos los colaboradores más asiduos y destacados del príncipe que contó con la ayuda de Arturo Campión* y de Bruno Echenique*, y los trabajos de Pedro José Samper*, Prudencio Hualde*, Martín Olave, Benito Gil y Miguel Salas, párrocos respectivos de Jaurrieta, Vidangoz, Aria, Irurozqui y Aspurz, más Francisco Remondegui (Jaurrieta), Mariano Mendigacha* (Vidangoz), Pedro José Minondo (maestro de Iraizoz), Mariano Erviti (Beinza-Labayen), Juan Marcos Juanco (Ochagavía) y Vicente Lazco (Ulzama).
Entre 1857 y 1866 el príncipe Bonaparte dio a la imprenta treinta y tres obras de tema lingüístico vasco entre ellas el Evangelio de San Juan traducido por J. Lizarraga*, de Elcano (Londres, 1868), la versión salacenca del salmo L, hecha por Samper (Londres, 1867) y las traducciones de Echenique.
En 1869 hizo imprimir, como siempre en tiradas reducidas, Le petit catéchisme espagnol du P. Astete traducido al aezcoano, por P. J. Minondo y Martín Elizondo, al salacenco, por P. J. Samper, y al roncales, por P. Hualde. El título añadía: “Verifié et modifié sur les lieux mémes par le prince Louis-Lucien Bonaparte, avec le concours des gens de la campagne, et aprés avoir rendu les trois versions aussi comparatives que possible”. En el mismo año, y también en Londres, publicó El salmo quincuagésimo traducido al vascuence aezcoano, salaceneo y roncalés de la versión castellana del Padre Felipe Scio, por don Martín Elizondo, de Arive, don Pedro José Samper, abad de Jaurrieta, y don Mariano Mendigacha, de Vidangoz.
Sin demérito de estas publicaciones, el nombre del príncipe Luis Luciano va unido a dos obras: Le verbe basque en tableaux (Londres, 1869) y la Carte des sept provinces basques montrant la délimitation actualle de l´euscara et sa division en dialectes et sous-dialectes et varietés (Londres, 1863, pero es posterior y la puso en circulación en 1871-1872; son dos ediciones, una grabada, otra litografiada).
El mapa dialectal es un instrumento de trabajo imprescindible para conocer la geografía de la lengua vasca y la distribución de las variantes, aunque es un mapa y no un atlas lingüístico. El estudio del verbo vasco del que apareció la primera parte y la primera mitad de la segunda, presenta la conjugación y las formas de los ocho dialectos -guipuzcoano, vizcaíno, altonavarro septentrional, altonavarro meridional, labortano, bajonavarro occidental, bajonavarro oriental y suletino-, tal como los fue recogiendo “sobre el terreno, de la boca de las gentes del campo”. Es un trabajo maestro, completado con sus Études sur les trois dialectes basques des vallées d´Amezcoa, de Salazar et de Roncal, tels qu´ils sont parlés à Aribe, Jaurrieta et à Vidangoz (Londres, 1872), una guía segura y eficaz de la maraña del verbo vasco tal como lo recogió directamente de los lugareños. En ese sentido, conviene recordar que en el viaje de 1866 le acompañaron Bruno Echenique y Claudio Otaegui, cegamés, que no llegaban a entender el euskara roncalés, mientras que el príncipe se entendía con los nativos, sin problemas, al tercer día.
De los ocho dialectos en que dividió el vascuence, dos son enteramente navarros: el altonavarro septentrional y el altonavarro meridional, y de los demás, encontró no corta representación navarra: del guipuzcoano, en la Burunda; del labortano, en Baztán; del bajonavarro occidental, en Aézcoa; del bajonavarro oriental, en Salazar, y del suletino, en Roncal. El esfuerzo aplicado al estudio y dominio de la conjugación le provocó, según los médicos, un ataque cerebral en el invierno de 1867-1868, lo cual le privó mucho tiempo de las facultades mentales. El mismo escribió en mayo de 1872 que: “El cuadro del verbo altonavarro meridional me ha cansado de tal suerte el cerebro, que todos sus terminales me hacen el efecto de puntas agudas que se me clavan en mi pobre cabeza”.
Al margen de las teorías y corrientes lingüísticas, “pocos hombres se han dedicado con más ahínco que él al estudio de nuestra lengua y ninguno le ha igualado, si se exceptúa, tal vez, el señor Azkue, en la penosa e ingrata labor de recoger hechos y materiales lingüísticos que pudieran más tarde servir de base a ulteriores trabajos”, escribió Julio de Urquijo al publicar las cartas del príncipe a Bruno Echenique.
Bibliografía
M. Rodríguez-Ferrer, Los vascongados, su país, su lengua y el Príncipe L. L. Bonaparte, (Madrid, 1873); G. Lacombe, Basquisants contemporaines. Le prince Louis-Luicien Bonaparte, I, nº 2 (1907), 161-166; Daranatz, Le Prince Louis Lucien Bonaparte au Pays Basque en 1857 GH, (1923), 361-364; L. Colas, Une visite du prince Louis Lucien Bonaparte à Larrau et à Ochagavía en 1857, GH (1923), 113-115; J. Villalonga, Introducción a un estudio sobre Luis Luciano Bonaparte, EY VII (1953-1957) 39-58; J. Riezu, El Príncipe Luis Luciano Bonaparte, 70-71 (1958), 149-164; P. Yrízar, El Príncipe Luciano Bonaparte y, su obra (1960), 3-14; Las cartas de Bonaparte a Echenique, Preparadas por J. de Urquijo, en II (1908) y IV (1910); las dirigidas a Campión, XXIII-XXIV.