BOLETÍN DEL EJERCITO DEL REY NUESTRO SEÑOR DON CARLOS V
BOLETÍN DEL EJERCITO DEL REY NUESTRO SEÑOR DON CARLOS V
Primera publicación oficial del carlismo, portavoz de la Junta Gubernativa de Navarra, que desde 1833 se constituyó para organizar las fuerzas del Pretendiente en la región. Parece que comenzó a publicarse a fines de 1833 y se imprimía, por consejo de Zumalacárregui, en Francia. La Junta comisionó a Antonio Urrizola para viajar a Burdeos y Bayona y comprar una imprenta y, ya a mediados de 1834, se empezó a tirar en Elizondo, en concreto allí se imprimieron 900 ejemplares del número de 25 de junio. La máquina llevó una vida itinerante, según los desplazamientos de la citada Junta, incluso tuvo que ser enterrada en alguna ocasión para ocultarla e impedir que cayese en poder del ejército enemigo.
Salió sin una periodicidad fija hasta fines de 1836. Su contenido inicialmente se reducía al artículo de oficio dando cuenta de la salud del Rey, la localización de su cuartel y los partes militares, alguno de ellos redactado por Zumalacárregui. Con el paso del tiempo fue dando cabida -cada vez mayor- al contenido informativo no oficial.
Al establecerse la imprenta en Elizondo, su director fue Fray Manuel de Benito, que había sido Presentado en Sagrada Teología y Comendador del Real Convento de Nuestra Señora de las Mercedes de Pamplona. Participó en la guerra contra Napoleón y llegó a ser oficial de caballería. En abril de 1834, al obligarle a abandonar el convento, se unió a los carlistas y fue nombrado director principal de la Real Imprenta. También se encargó de la redacción del periódico Juan Crisóstomo de Vidaondo, que contó con la colaboración de Florencio Sanz. Cuando el Cuartel Real de don Carlos se estableció en Tolosa primero y después en Oñate, también se trasladó allí la Imprenta Real y a partir de octubre de 1835 apareció la “Gaceta Oficial”, que dos años más tarde adoptó el nombre de “Boletín de Navarra y Provincias Vascongadas”. En el proceso de organización del estado carlista se dieron los lógicos choques de intereses con las instituciones preexistentes, que no querían perder sus funciones y poder. Esto es lo que explica que, al mismo tiempo que la “Gaceta Oficial”, siguiera editándose el “Boletín”. Esta situación se mantuvo unos meses hasta la desaparición de este último con posterioridad al mes de agosto de 1836.