BASABURÚA MENOR
Valle histórico de la Merindad de Pamplona, que abarcó el territorio de los municipios actuales de Erasun, Ezcurra, Labayen y Saldías. Con la división administrativa de Navarra establecida para la plantación y conservación de árboles en 1757, se incluyeron también las villas separadas de Leiza, Areso, Arano y Goizueta. La Basaburúa Menor tradicional tiene 85,7 km2 y 993 hab (1981), y 10,9 hab/km2. Limita al N con Goizueta, al E con el valle de Santesteban (Zubieta y Urroz), al S con Ulzama y Basaburúa Mayor y al O con Leiza.
Su territorio pertenece a estas tres grandes unidades geomorfológicas: al N, el macizo palozoico esquistoso de Cinco Villas, con restos de la cobertera detrítica permotriásica, que culmina en Erakurri a 1.142 m; en el centro, el estrecho corredor del Ezcurra, excavado por este afluente del Bidasoa en el flysch margocalcáreo del Cretácico superior (400-500 m de altitud); y al S, la unidad geológica que Lamare designó como el “manto de los mármoles” (calizas en diverso grado de metamorfización y margas del Jurásico y Cretácico), que se alza hasta sobrepasar en poco los 1.000 m de altitud. Como todos los valles que vierten al Cantábrico, Basaburúa Menor tiene clima y vegetación atlánticos. Los datos termopluviométricos medios anuales más representativos son estos: 8º-13ºC de temperatura, 1.000-2.000 mm de precipitaciones, caídas en 160-200 días, y 550-650 mm de evapotranspiración potencial; los inviernos son relativamente suaves y los veranos moderados y casi nunca secos. Hayedos y robledales cubrirían por encima y por debajo de los 600 m de altitud casi todo el territorio del valle. Los robles (Quercus robur) han quedado reducidos a pequeños rodales, mientras que las hayas todavía forman masas forestales importantes, tanto en las partes altas de la frontera que separa las Basaburúas como en el macizo de Cinco Villas (Erasun y Labayen, sobre todo). La repoblación forestal de los últimos decenios cubrió unas 1.000 Ha y principalmente se ha hecho con alerce del Japón y pino insigne. En total, los bosques equivalen al 63,0% de la superficie, los matorrales y pastizales al 25,7%, el espacio cultivado al 9,4% y el improductivo al 1,9%. La propiedad comunal asciende a 6.649 Ha (78% de la total), de las cuales casi 4.000 son calificadas de monte maderable.
El clásico policultivo atlántico formado por la trilogía maiz-alubia-nabo ha perdido importancia en beneficio de los forrajes y prados naturales; patatas, hortalizas y manzanos siguen a continuación. Se trata de una agricultura poco importante y ligada estrechamente a la ganadería. La bovina es principalmente de raza frisona y lechera y pardo alpina, dedicada a la producción de carne. El ganado bovino de labor casi ha desaparecido (alrededor de 600 vacas de cría y labor había en 1939). El lanar, de raza lacha, sumaba 4.256 cabezas en 1982, menos de la mitad que en 1934, y el ganado de cerda 1.056 unidades, cifra parecida a la que tradicionalmente hubo en el valle. El ganado caballar (yeguas de cría en primer lugar) ascendía a 221 (es oscilante con las diversas coyunturas) y las aves de corral a un millar. Alrededor de 70 tractores, 100 motocultores y motosegadoras y 70 ordeñadoras mecánicas figuraban en el censo de maquinaria en uso de 1983.
La población ha experimentado un fuerte y casi ininterrumpido retroceso desde su máximo de 1860, hasta el punto de que la del último censo oficial (1981) equivalía sólo al 38% de aquella. La ausencia de industrias lo explica. Estas son las cifras: 2.456 habitantes en 1860; 2.060 en 1870; 2.040 en 1887; 1.901 en 1900; 1.874 en 1910; 1.915 en 1920; 1.889 en 1930; 1.819 en 1940; 1.771 en 1950; 1.719 en 1960; 1.561 en 1965; 1.315 en 1970; 1.126 en 1975; y 933 en 1981. Se comprende que todavía tenga fuerte peso relativo el sector primario (54,7%, frente al 31% del secundario y 14,3% del terciario) y que el proceso de envejecimiento de la población adquiera caracteres alarmantes: 25,9% de 0 a 18 años, 23,8% de 19 a 35, 34,1% de 36 a 65 y 16,2% más de 65 años.
Historia
En los textos tardomedievales suele denominarse “Basaburúa de Suso” o de arriba. Los pobladores de Ezcurra debían de ser ya en el siglo XII de condición social hidalga y, en todo caso, la villa no figura entre las de señorío realengo (Erasun, Saldías, Beinza y Labayen), cuyas prestaciones actualizó por “fuero” Sancho VI el Sabio; se estableció entonces una pecha anual de 4 sueldos por cada hogar, además de la entrega de una cabeza por parte de cada uno de los dueños de piaras de cerdos. En 1427 la pecha se cifraba en 5 sueldos por fuego. La cuantía total de las rentas de la Corona permite calcular para 1280 un número aproximado de 80 hogares. Después de la crisis demográfica de mediados del siglo XIV se observa una pronta recuperación, evidente ya en 1427. El rey Juan II mitigó poco después los estragos sufridos por el valle en la guerra con Castilla (1430) liberándolo transitoriamente de la carga fiscal en concepto de “cuarteles”
Contaba en 1366 con un total de 49 fuegos, que en 1427 habían aumentado a 110, incluidos 16 hidalgos de Ezcurra y uno de Erasun; eran 209 en 1553 y 200 en 1646. Tenía 2.027 habitantes en 1786 y 1.429 en 1857.