BAIGORRI
Caserío, bosque monte y lugar despoblado de Oteiza de la Solana, en el valle histórico de este nombre, Merindad de Estella.
Limita al norte con Oteiza de la Solana, localidad de la que dista 5 kilómetros, y con Aberin, al sur con Lerín, al oeste con Allo y al este con Larraga.
El área de Baigorri aparece modelada sobre una formación básicamente arcillosa, con frecuentes intercalaciones de areniscas relacionadas con paleocanales. Hacia el sur, las areniscas van dando paso a unos niveles calcáreos, que representan unas condiciones de sedimentación típicamente lacustres. Estos depósitos pertenecen al Oligoceno-Mioceno (Chattiense-Burdigaliense).
En el siglo XI aparece documentado ya un “tenente” de su castillo, Lope Garcés (1057). En la siguiente centuria lo rigió (1197) García Bermúdez. El rey Teobaldo I se comprometió a no enajenar la villa (1234), inscrita en el patrimonio de la Corona. Sus vecinos renunciaron al patronato de la iglesia a favor del monarca (1264), pero más adelante Felipe II el Largo lo transfirió a la sede episcopal de Pamplona (1320). Organizada en un concejo con jurado y mayorales, la población entra en crisis ya en el primer tercio del siglo XIV. Contaba en 1330 con 53 fuegos, pero 22 eran oficialmente pobres. En 1350 habían descendido a 40 y para 1366 solo constan 8, todos labradores. En 1427 se registran 18, dos de ellos hidalgos, pero el proceso despoblador se reanudó pronto de modo que la princesa Leonor calificaba ya en 1468 la antigua villa como desolado al enajenarla con su jurisdicción baja y media, a Juan Elías, vecino de Estella. Más adelante el señorío pasó a los condes de Lerín y después (1565) a la casa de Alba. Convertida en granja-palacio, en 1786 albergaba 22 habitantes.
Figura en los Nomenclátores de Población de 1858 (17 habitantes), 1860 (Venta de Baigorri, un edificio habitado, de dos pisos), 1887 (21), 1920 (56), 1930 (40), 1940 (38), 1950 (53) y 1960 (ninguno).
Durante los siglos XVI-XX se habla ya de Baigorri como mero despoblado que da un nombre a un “bosque y monte de la villa de Lerín”. El diccionario de 1802 dice que pertenece al propio conde de Lerín, “que tiene su antiguo palacio sobre el río Ega, y pone en él alcayde y 2 guardas”. El alcaide había de ser natural de Navarra “y plaza jurada anexa a la alcaldía mayor de Larraga”. Los tres cultivaban algunos pedazos del monte; pero su producción y destino principales eran los pastos y, en ellos, el ganado lanar y vacuno. En 1850 figura el monte como pertenencia del duque de Berwick y Alba. El bosque debió ser destruido en gran parte durante las guerras de Independencia y primera carlista, y los terrenos fueron labrados en gran parte. Producía al mediar el XIX unos 20.000 robos de trigo, 5.600 de cebada y avena y algunos pastos; aunque seguía alimentando una amplia ganadería. Al suprimirse el condado de Lerín, con la revolución liberal del primer tercio del siglo XIX, el cargo de alcaide dejó de existir -al menos con sus perfiles anteriores- y el Consejo de Navarra se hizo cargo de la jurisdicción. Pero, al desaparecer también este Consejo*, “quedó aislado -dice el corresponsal de Madoz-, y sin sujeción a ningún pueblo”. Luego se aclararía que quedaba incorporado al municipio de Oteiza. En los años veinte de nuestro siglo, escribe Altadill que el bosque continúa retrocediendo “con evidente daño para la climatología y agricultura de muchas leguas en su contorno”, porque contribuía a la sequedad y a lo extremoso de las temperaturas.
Arte
Entre los restos del caserío se alzan las ruinas de la iglesia de la Purísima Concepción De la primitiva fábrica protogótica de comienzos del siglo XIII, compuesta por nave única y cabecera semicircular, sólo permanecen en pie el muro del vangelio con sus pilares y medias columnas adosadas, así como sus correspondientes capiteles decorados con diversos temas vegetales o figurativos. Asimismo se advierten los arranques de los arcos fajones dobles y las cubiertas en forma de cañón apuntado, además de varias saeteras abocinadas, dos de ellas en el ábside. De la torre, erigida a los pies del templo, se conserva parte del fuste prismático.
En estado ruinoso se mantiene también el palacio del Duque de Alba, edificio renacentista que se construyó durante la primera mitad del siglo XVI en la parte más alta del despoblado, dominando el cauce del río Ega. Su traza horizontal y con dos cuerpos se articula por gruesas columnas de capiteles decorados con bolas de estilo Reyes Católicos o con cadenas que, en su origen se concibieron como logias abiertas, si bien se encuentran parcialmente cegadas.
Describiendo el señorío de este nombre, dice un informe remitido a la Real Academia de la Historia en 1788: “En este bosque o monte tiene el conde de Lerín un palacio que demuestra antigüedad, en una elevación sobre el río Ega. Tiene en él un alcaide y dos guardas”. En el término había bosque de encinas, monte y pastos. El núcleo principal lo constituía la antigua iglesia románica, con su torre, y el palacio señorial, con porches en la planta baja, y una galería sobre pilares de piedra en el piso principal. Los guardas cultivaban algunas porciones, y se producía trigo, cebada y avena. En 1548 se hizo una presa o acequia en el Ega, que sería inutilizada por una riada. Durante la invasión napoleónica, aquí tuvo lugar la desafortunada batalla de Baigorri. En la iglesia del señorío se hicieron fuertes los voluntarios de Mina, para disparar contra los franceses. Posiblemente a raíz de aquello se terminó de arruinar la nave de la misma.
Durante los años 1986, 1987 y 1988 se han efectuado campañas de excavación a cargo de C. Jusué, la primera estuvo enfocada a la realización de catas en diversos puntos del despoblado: un sondeo junto al muro meridional exterior de la iglesia con el fin de delimitar con precisión su estructura arquitectónica, otra cata en el interior del ábside de la Iglesia y otra en la zona sur-oriental de la iglesia, en la que pudo advertirse que se trataba del sector ocupado por la necrópolis del lugar. Así, en ese espacio se controló la existencia de 4 enterramientos de estructura muy simple y tosca, consistentes en fosas excavadas en la tierra sin ninguna protección en los lados ni extremos. El cadáver se introducía simplemente en la fosa, que se cubría con una laja, generalmente monolítica. Únicamente se excavó en su totalidad un enterramiento, en el que se descubrió la estructura ósea de un adulto de 1,53 crías de longitud, colocado en posición decúbito supino, con los brazos cruzados en la pelvis.
Las sucesivas campañas estuvieron orientadas a limpiar de escombros una parte de la iglesia, a la excavación sistemática de un sector del despoblado y a la consolidación de los diversos restos de construcción.
Las labores de limpieza de la iglesia se completaron con el acondicionamiento de los exteriores, efectuándose en la zona de la puerta el hallazgo de un tímpano monolítico, apuntado, con la parte inferior decorada por una orla de cuadrifolias esquemáticas y la exterior enmarcada por un bocel semicircular. Centra la superficie un crismón en relieve, rodeado por una especie de medallones, también en relieve, que representan estrellas y rosetas los situados en los laterales, y una mano en actitud de bendecir el de la zona superior. Todo ello se ajusta, tanto por la estructura ligeramente apuntada como por los motivos decorativos de líneas muy esquemáticas, a modelos protogóticos que se pueden fechar dentro de las primeras décadas del siglo XIII, aunque la tipología no es muy frecuente.
En la parte nor-occidental de la iglesia se excavó una amplia zona del despoblado medieval, con el fin de que ambos elementos -iglesia y despoblado- quedaran relacionados. Así, se descubrieron las plantas de diversas viviendas completas, alguna estructura, posiblemente cercados o corrales, adosadas a dichas viviendas y amplios tramos de calles alrededor de las mismas. Las plantas de las estancias corresponden al tipo más usual en esta época en todo el Occidente medieval, es decir, rectangulares o cuadrangulares y, a veces, con un muro interno que las divide en dos partes, correspondientes a la zona del hogar y a la de habitación.