AZAGRA, LINAJE DE
AZAGRA, Linaje de
Estirpe nobiliaria navarro-aragonesa cuya ascendencia conocida se remonta a finales del sido XI. El primer personaje identificable con seguridad es Lope Garcés (m. ca. 1124), tenente de Ayerbe (1098) y luego de Aibar (1110) y Estella (1111). Sus bienes patrimoniales radicaban en zonas diversas: cuenca del Gállego, valles de Aibar y de Funes, alrededores de Estella y a juzgar por el sobrenombre locativo de sus hilos, también en Azagra. La ayuda prestada a Alfonso I el Batallador en la reconquista del valle del Ebro central le brindó nuevas posesiones en Ejea, Borja y Tarazona. Su familia ocupó puesto destacado entre la docena de linajes (ricoshombres*) de la alta nobleza navarra de la época. Su hijo menor, Gonzalo de Azagra (m. 1158) fue tenente de Tudela junto con su hermano mayor (1142-1158), y sus sucesores, asentados en la comarca, se fueron diluyendo durante la segunda mitad del siglo hasta desdibujarse esta rama del clan familiar. El primogénito, Rodrigo de Azagra (m. ca. 1156), inició su carrera como tenente de Lerín y Larraga (1137) y luego se hizo cargo de dos tenencias de máxima importancia, Tudela (1142) y Estella (1143). Esta última siguió en manos de los Azagra hasta 1196 incluso después de ausentarse de Navarra, sirviéndoles así de vínculo con su reino de origen.
Los hijos de Rodrigo son ejemplo de las veleidades plurivasalláticas de los ricoshombres navarros del momento que, persiguiendo mayores beneficios y provechos se desnaturaban y pasaban al servicio de otros monarcas. Este fue el caso de Gonzalo Ruiz de Azagra, alférez de Sancho VI el Sabio, pasado luego al servicio del soberano castellano y más tarde a León. En cambio, su hermano Pedro Ruiz de Azagra (m. ca. 1186), que sucedió a su padre en la tenencia de Estella (1157-1178), permaneció fiel al rey de Navarra. Fue protagonista máximo del callado intento de penetración navarra a lo largo del Sistema Ibérico hasta las fronteras con el Islam. Alentado sin duda por Sancho VI el Sabio, ganó Albarracín* (1168) de manos del rey Lobo de Murcia, a quién sirvió como mercenario. Su familia iba a gobernar ese enclave durante más de un siglo como señorío autónomo con el título de “vasallos de Santa María”. Rodrigo supo apoyarse en Castilla y en Navarra para evitar la absorción de Albarracín por Aragón. Muerto sin descendencia masculina, legó el señorío a su hermano Fernando Ruiz de Azagra (1186-1196), que le había suplido en Estella (1177).
Su nieto Pedro Fernández de Azagra (1196-1246) ya no conservó esta tenencia, pero siguió vinculado a Navarra: colaboró con Sancho VII el Fuerte y prestó vasallaje a Teobaldo I (1238), a la vez que acordaba con éste un matrimonio entre sus vástagos. Dando luego un giro a la política familiar, centró su atención en Aragón y cooperó con Jaime I, por ejemplo en la conquista de Valencia, aunque procurando mantener la personalidad de su señorío de Albarracín. Álvaro Pérez de Azagra (1246-1260) siguió las coordenadas de su padre, pero en 1257 se inclinó de nuevo hacia Castilla para evitar la asimilación total por Aragón. La última representante de la familia, Teresa Álvarez de Azagra, casó con Juan Núñez de Lara (1260-1284), quien rigió de hecho el señorío hasta que Pedro III de Aragón conquistó la plaza y la incorporó a sus dominios. Todavía Juan Núñez de Lara “el Joven” dispuso efímeramente de Albarracín (1298-1300), pero tuvo que reconocer la soberanía aragonesa. Desaparecida la línea primogénita, las restantes ramas del linaje se fueron oscureciendo y se incorporaron a otras casas nobiliarias aragonesas.
Bibliografía
P. Garcés de Cariñena. Nobiliario de Aragón, ed. de M.ª I. Ubieto Artur. (Zaragoza, 1983); M. Almagro Historia de Albarracín y su sierra, III y IV, (Teruel, 1959-1964); D. Valor Gisbert, Los Azagra de Tudela, “Príncipe de Viana”. 24. (1963), p. 67-75.