ARROSA
ARROSA
Término de uso generalizado en el que se englobaban afecciones cutáneas diversas (caspa, seborrea, herpes, impétigo, pelagra, etc) con el común denominador de producir la descamación de la epidermis. Se conjetura que la exfoliación de la epidermis que producen estas afecciones puede recordar el deshojarse de las rosas, de donde pudiera proceder el nombre, si bien puede relacionarse con el “mal de la rosa” que describiera Casal en 1762 (hoy llamado pelagra), que se presentaba preferentemente en las zonas montañosas a causa de una alimentación casi exclusivamente a base de maíz.
Para su curación se empleaban remedios “mágicos”. En Goizueta procedían del modo siguiente con los niños aquejados de este mal: al filo de media noche tres personas se colocaban alrededor de un rosal mientras sonaban las campanadas de las doce, empezando al tiempo de la primera, se pasaban el niño de una a otra hasta tres veces, mientras recitaban “arrosa arrosakin, arrosa arrosangana, Ama Santa Rosak eramen dezala berengana” (la rosa con la rosa, la rosa a las rosas, la Madre Santa Rosa la lleve consigo), tras lo cual rezaban un Credo. En Betelu hubo a finales de siglo un curandero llamado Martín Igarabide, (a) “Juanagorri”, que a los pacientes les hacía dar tres vueltas alrededor de un rosal al conjuro de “arrosa-arrosakin”. Caspa*.