ARNALDO DE BARBAZÁN
ARNALDO DE BARBAZÁN
(Barbazán Dessus, dep. Altos Pirineos, Francia, ?-Pamplona, 6.11.1355). Obispo de Pamplona durante más de un tercio de siglo. Miembro de una familia de la pequeña nobleza de Bigorra, era canónigo de Pamiers cuando el papa Juan XXII le encomendó la sede pamplonesa (enero 1318). Participó activamente en la vida política del reino navarro, procurando mantener buenas relaciones con la Corona. Poco después de su consagración, marchó a París (1319) al frente de la delegación encargada de tomar juramento al rey Felipe II (V) el Largo. Aprovechó la ocasión para replantear con decisión el antiguo y conflictivo problema del dominio temporal de la mitra pamplonesa, resuelto finalmente mediante un acuerdo (París, septiembre 1319) que, tras las puntualizaciones y confirmación del papa, no tardó en ejecutarse (1321). El prelado renunciaba a la jurisdicción señorial sobre el conglomerado urbano de la capital diocesana, los castillos de Oro y Monjardín y los lugares de Adarreta, Azqueta, Luquin, Urbiola y Villanueva, recibiendo a cambio una renta de 500 libras y el derecho de patronato sobre doce importantes iglesias (Baigorri, Cadreita, Cáseda, Cirauqui, Echarri-Aranaz, Elcarte, Lerín, Miranda, Peralta, Sesma, Villamayor y Villatuerta) que suponían una estimable compensación.
Intervino directamente en la entronización de la casa de Evreux, aunque acabó indisponiéndose con Felipe III por su resistencia a aceptar el capítulo del Amejoramiento del Fuero, acordado en 1333, que obligaba al obispo pamplonés a participar con 100 caballeros en la hueste regia, como en efecto se le exigió con ocasión de la “cruzada” de Algeciras (1343). Fallecido el soberano en esta campaña, Arnaldo fue procesado y el procurador general Jacques Licras, confiscó sus bienes pero la mediación del papa Clemente VII favoreció la reconciliación con la reina Juana II (1344). Tras su muerte el nuevo monarca Carlos II ordenó la restitución de sus bienes sin que volviera a quebrarse el buen entendimiento entre los dos altos jerarcas. Arnaldo supo rodearse de eficaces consejeros y colaboradores, como el jurista Pedro Roger de Pujols, su vicario y sucesor Bernardo Folcaut y Juan Cruzat, deán de Tudela. Convocó frecuentes sínodos diocesanos (1325, 1330, ¿1341?, 1346, 1349, 1354) y participó personalmente o por delegación en todos los concilios de la provincia eclesiástica, celebrados en Zaragoza, nueva sede metropolitana desde julio de 1318. Confiaba en tales asambleas como cauce de relación directa con el clero en beneficio de la disciplina y las rectas costumbres. Durante su episcopado se clausuró y vendió el colegio de París, fundado poco más de un cuarto de siglo antes, pues los canónigos jóvenes preferían seguir sus estudios en Toulouse. Con el producto de la enajenación, y tras deducir una compensación para el arcediano de la tabla Miguel Sánchez de Asiáin, compró el obispo un conjunto de bienes cuyas rentas servirían para enviar a los canónigos a estudiar donde conviniera. Preparó una regla para el culto en la catedral y alentó sin duda la preparación de una guía litúrgica y los dos breviarios pamploneses más antiguos; instituyó, por otro lado, las cofradías del Corpus Christi y de Santa Catalina mártir. Promovió la reforma y ampliación del antiguo dormitorio de los canónigos, el refectorio y. en particular, la capilla de Santa María, la “barbazana”, donde todavía reposa su cuerpo incorrupto.