ANCIANO
En Navarra, como en otros lugares, ha desarrollado funciones consultivas, ejecutivas, políticas, legislativas y, sobre todo, judiciales para resolver problemas referentes a la comunidad local, al reino (o territorio foral) y para poner freno a las autoridades políticas o eclesiásticas.
El papel del anciano estaba ligado al tipo de familia patriarcal y extensa, donde él era el jefe; al sistema hereditario imperante, porque conservaba los bienes de por vida y por las atenciones por parte de los deudos; a la institución del mayorazgo, por la que el primogénito recibía la casa solariega -como heredero universal-, el compromiso de levantar las cargas familiares y la atención a los padres que seguían siendo usufructuarios vitalicios de la hacienda y por la que los solteros tenían derecho a mesa y cama (residencia) mientras no se emancipasen, aunque fueran ancianos; y al tipo de valores imperantes que favorecían su acogida.
Los pobres, además, recibían presentes, lotes de leña, parcelas comunales, parte de la primicia, y el cultivo gratuito de sus pequeñas tierras, con lo que se aliviaba su suerte.
En la actualidad, los tres sistemas fundamentales que componen la vida social del hombre: la sociedad, la cultura y la personalidad, influyen poderosamente en la modificación de su papel. Desde el punto de vista socio-cultural, hay que destacar la muerte de la familia patriarcal y extensa (el 83% de las familias navarras eran ya nucleares en el censo del 1870, reducidas a los elementos de una sola generación; la economía de subsistencia ha sido desplazada por la industrialización, es preciso salir de la familia para tener acceso a la fuente de recursos, la industria necesita jóvenes y adultos y al anciano se le “retira”; en la vida moderna, la experiencia y la memoria han dejado de ser fuente de poder y han sido suplidas por el conocimiento profesional, el vigor físico y la capacidad de adaptación a nuevos modos de vida. Estos procesos socio-culturales marginan al anciano a roles y estatus de impotencia.
Por otra parte, el anciano se autodefiende con mecanismos sicológicos que aumentan el proceso de aislamiento y debilidad social. Hoy no hay instituciones que indiquen el poder del anciano, como tal. En Navarra, según el censo de 1981, había 61.076 ancianos que representaban el 12,01% de la población total. De ellos, 25.761 eran hombres y 35.315 eran mujeres, el 42,18% y el 57,82%, respectivamente. El porcentaje de mujeres había ascendido dos puntos en los últimos 10 años con respecto al de los hombres.
Se observa un aumento constante del número y de la proporción de ancianos con relación a la población total, al tiempo que una disminución de los niños.
Al menos desde principio de siglo ha habido, proporcionalmente a la población, más ancianos en el resto del territorio foral que en Pamplona, más casados que viudos y más viudos que solteros; más en los pueblos pequeños que en los grandes; más donde la población estaba más asentada, que en los núcleos de inmigración.
El porcentaje de ancianos en Navarra (12,01%) es algo superior al medio español: 11,31%.
Para atender a los ancianos, además de lo realizado individualmente, la sociedad navarra ha creado varias instituciones.
Residencias
A pesar de que el anciano navarro prefiere, en su mayoría, solucionar el problema de alojamiento en su propio hogar, han proliferado los asilos y residencias desde muy antiguo. Raro es el pueblo importante o valle donde no haya habido un asilo.
El más antiguo que se conserva abierto es la residencia de San Martín, en la calle Calderería, de Pamplona, inaugurado en 1317; acoge a una treintena de mujeres. Dos de los existentes nacieron en el siglo XVIII: la Casa de Misericordia de Pamplona, en 1706 (la mayor residencia de Navarra) y el Asilo-Hospital de Peralta. En el siglo XIX se inauguraron el Hospital de Tafalla (año 1825), Hermanitas de los Pobres de Pamplona (1840), Elizondo (1850), Casa Misericordia de Estella (1850), Viana (1860), Tudela (1861 , Artajona (1863), Sangüesa (1883, Vera de Bidasoa (1883), Caseante (1890), Asilo de Tafalla (1891) y Corella (1899). En los 75 primeros años de este siglo se crearon 15 y en los doce siguientes comenzaron a funcionar otras trece residencias.
A excepción de dos: las residencias de San Martín y la de Pensionistas de la Seguridad Social, el resto estaban atendidas, totalmente por religiosas: las Hijas de la Caridad, 13; las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, 4; las Hermanitas de los Ancianos, 3; otras congregaciones, cada una tiene una.
La mayor parte de las residencias dependen jurídicamente de Fundaciones y Patronatos, varias de Ayuntamientos y una de la Seguridad Social. Los motivos de ingreso considerados, en orden decreciente, son: carencia de medios económicos, falta de familia que le acoja y poca salud.
Clubs de jubilados
Comenzaron en Navarra a partir de 1969. El primero, el Club de San Pedro, de Pamplona, fue inaugurado el 31 de Octubre de ese año. Después el Club Larrabide de Pamplona (18.3.1972), el Centro de Recreo para Jubilados de Estella (1.2.1973), el nº 1 de Tudela (1.2.1973), el de Alsasua (3.2.1974), el n° 2 de Tudela (1.6.1974), el de Burlada (15.1.1975), el de Berriozar (15.2.75) y el Club de San Fermín (22.3.1975). Los tres de Pamplona, promovidos por la Caja de Ahorros Municipal y los seis de la provincia por la Caja de Ahorros de Navarra. Posteriormente han surgido otros, hasta superar la treintena en 1985.
Suelen tener: una sala de estar con útiles para juegos, especialmente cartas, TV, bar, biblioteca y otros servicios. Organizan excursiones, bailes, fiestas, etc.
Los primeros se crearon sólo para varones pero, más tarde, casi todos acogen a ambos sexos.
Servicios sociales a domicilio
El Servicio de Asistencia Domiciliaria de Ancianos (S.A.D.A.) de la Comunidad Foral de Navarra se inició oficialmente el año 1979 como continuación del realizado por el Ministerio de Trabajo desde 1976. Se trata de un servicio público, de carácter social, dirigido a los ancianos que viven en su hogar y requieren asistencia.
El servicio es realizado por personal profesional (Asistentes Sociales, Ayudantes Técnicos Sanitarios, Auxiliares Sanitarias y Auxiliares de limpieza) y por personal voluntario. Alcanza a prestaciones de tipo social, sanitario, higiénico, doméstico, recreativo y complementario, mediante el pago de unas tasas por parte del anciano, de acuerdo con sus posibilidades económicas. Atendía en 1984 a más de seiscientos ancianos.
Pensiones y ayudas
Las pensiones se reciben a través de la Seguridad Social; las Mutualidades Laborales; los Montepíos de funcionarios municipales, provinciales y civiles; y de la Obra Diocesana de Previsión Social para sacerdotes incardinados en la diócesis de Pamplona y Tudela, sus familiares y sacristanes. Proporcionan ayudas diversas el Servicio de Ancianos de Cáritas Diocesana: el Fondo de Protección de Asistencia Social Ministerio del Interior y algunas obras de beneficencia.
Diputación Foral concede ayudas a personas mayores de 65 años sin medios de subsistencia, y para sufragar los gastos de estancia en Residencias Geriátricas.
Asociaciones de Pensionistas
Son varias surgidas a partir de 1976 y tienen finalidad próxima a lo sindical.
Plan Gerontológico de la Excma. Diputación Foral
Intenta coordinar establemente todos los servicios existentes en nuestro territorio foral, mediante las normas y condiciones que la Diputación establezca.
Está fundamentado en los principios generales de la Acción Social: conocimiento de la realidad, planificación y coordinación, descentralización hacia los Ayuntamientos, responsabilidad pública de que todos los ancianos cuenten con medios económicos y servicios suficientes, participación del anciano, etc.
Establece como principios gerontológicos: potenciar la autonomía del anciano, no haciéndole lo que pueda realizar por sí mismo; intentar que permanezca en su marco de vida; articipación de los interesados en la creación, organización y gestión de los servicios; salvaguardar la atención personalizada a los ancianos, etc.
Abarca los diferentes aspectos de la problemática de la Tercera Edad: Pensiones, servicios a domicilio, alojamientos, clubs, asistencia sanitaria y formación de personal.
Bibliografía
M.ª A. Bujanda, Centros Asistenciales de Ancianos en Navarra, 1968 (inédito). J.J. Viñas, El cuidado de los viejos, Pamplona (Casa Misericordia), 1975. F. Azcona San Martín, J. Pagola Lorente y colaboradores, Llegar a viejo. Estudio sociológico de la 3.ª edad en Navarra. Pamplona (Príncipe de Viana), 1980. I.N.E., Censo Población 1982. Avance de resultados (Madrid 1984). Diputación Foral de Navarra, Plan Gerontológico, Pamplona, 1984. (inédito).