AMANITA
Hongo basidiomiceto muy vistoso y temido por el alto número de especies tóxicas e incluso mortales que comprende. Se caracterizan por su volva membranosa, su esporada blanca y los restos de velo general que a menudo quedan sobre el sombrero. Muchas presentan un anillo en el pié y en general son de buen porte con sombrero superior a los 3 cm de diámetro.
En Navarra hay registradas 17 especies de amanitas, varias de las cuales son muy abundantes por toda la provincia y otras, aunque con menor distribución, son abundantes en ciertos puntos. Las más extendidas son; la “amanita enfundada”, (A. Vaglnata), que se da en hayedos, robledales y carrascales y a menudo en bordes de carretera; la “amanita vinosa” (A. Rubecens), se encuentra en prácticamente todos los hayedos y robledales; la “amanita pantera” (A. pantherina), a veces muy abundante en prados de robledales o carrascales y es responsable de muchas de las intoxicaciones que se producen en la provincia por su confusión con la seta de cardo; la “amanita elevada” (A. spissa), muy parecida a la anterior y en los mismos ambientes; la “amanita citrina” (A. citrina) común en todos los bosques y muy parecida a la amanita mortal (cicuta*) y por supuesto la más bella del género la A. muscaria (falsa oronja). Otras amanitas presentes son la A. aspera, A. crocea, A. vulva, A. ovoidea, A. porphyrra, A. strobriliformis, A. verna y A. caesarea (oronja*).
Actualmente se emplea en pequeña cantidad como alucinógeno, pero ingerida en mayor proporción provoca vómitos y otros trastornos digestivos. La literatura científica le reconoce estos efectos.