ÁLAMO
ÁLAMO
Fam. Salicáceas. Árbol caducifolio que alcanza hasta 35 metros de altura y 2 metros de diámetro en la base del tronco. La corteza es lisa y blanco-grisácea, no se agrieta, salvo en las partes más viejas. La copa es ancha, redondeada o algo regular y proyecta una sombra poco densa. Las hojas tienen el haz verde en la madurez y el envés blanco-tomentoso. Por su contorno, que es palmeado-lobulado, recuerdan la silueta de las del arce. El pecíolo es largo y flexible lo que permite el movimiento constante del limbo, fácilmente batido por el viento. Las flores son pequeñas, se disponen en amentos unisexuales largos y péndulos, que aparecen antes que las hojas. En la madurez el fruto que es una cápsula, libera abundantes semillas, provistas de un vilano muy aparente. En el momento de la diseminación, siempre abundante, los bordes de los caminos y los campos junto a las alamedas se llenan de la blanca borra celulósica que acompaña a las semillas. Su fácil combustión puede llegar a constituir un serio peligro.
El álamo blanco forma bosque en galería junto con el sauce blanco, el fresno de hoja estrecha y el olmo a lo largo de las riberas de los principales ríos que drenan el sur de Navarra. A orillas del Ega, Arga, Aragón y Ebro y al sur de la línea que va de Estella a Lumbier, pasando por la Cuenca de Pamplona, se encuentra el límite septentrional del álamo. Hacia el norte cede el biotopo ripario a los alisos, fresno de hoja ancha, avellano y arraclán. En los cauces con débito discontinuo del sur de Navarra da paso al tariz de agua dulce (tamarix gallica) y al chopo negro de carácter pionero . Su preferencia por los suelos aluviales, profundos, sueltos y frescos es conocida. Su papel creador y protector del suelo fértil y los cultivos, frente a las avenidas equinocciales e invernales, no siempre se estima suficientemente, aunque está fuera de duda. La producción de madera no es la única salida para las alamedas, fresnedas y olmedas fluviales. Su papel ecológico parece olvidado a la vista de la dinámica de actuaciones en el entorno fluvial que simplifican el complejo bosque-río hasta su práctica desaparición.
Existe aún restos del extenso bosque fluvial de los ríos Aragón y Ebro a su paso por Navarra. Algunos de estos retazos se encuentran hoy protegidos como Reserva Natural. La caracterización fitosociológica de estos bosques navarros conduce a su inclusión en la asociación Rubio peregrinae-Populetum albae.