AIBAR, VALLE DE
Comarca histórica de la Merindad de Sangüesa. La villa, sede tempranamente de un distrito político-militar, “tenencia” o “castro”, como se denomina también en el siglo XI, dio nombre al valle (“val d´Aibar” ). Este comprendía a efectos fiscales en el siglo XIII los lugares de Cáseda, Eslava, Gardaláin, Izco, Loya, Olaz, Sabaiza, Sangüesa (la Vieja) y Usumbelz. En la siguiente centuria el Libro de Fuegos de 1366 incluyó además Gallipienzo, Sada, Lerga, Aldea, Abaiz, Leache, Moriones, Guetadar, Peña, Javier e incluso Yesa y Petilla (de Aragón). Junto con Izagaondoa consta el mismo valle como arcedianato desde finales del siglo XII. El libro del Rediezmo de 1268 agrupó, sin duda, convencionalmente, con Aibar los términos de Tafalla, San Martín de Unx, Ujué, Pitillas y hasta Murillo el Cuende y Murillo el Fruto.
Desde el punto de vista geográfico se limita a los ayuntamientos de Aibar, Eslava, Ezprogui, Leache, Lerga y Sada.
El valle limita al N con los de Ibargoiti y Urraúl Bajo y la villa de Lumbier; al E con Sangüesa; al S con Cáseda, Gallipienzo, Ujué y San Martín de Unx; y al O con Leoz (Valdorba). Se halla rodeado por la sierra de Izco (Altos de Sabaiza, 1.012-1.019 m; Alto de Anchurda, 1.023 m), al N; la cresta que va de Chucho Alto (932 m) a Gallipienzo (La Sarría, 799 m), al S; la divisoria de aguas Aragón-Cidacos, que une las anteriores alineaciones montañosas y en la que destacan los montes de Julio (988 m) y Lerga (938 m), al O; y se abre ampliamente hacia el E, hacia el Aragón, al lo van aparar los barrancos que lo recorren, entre ellos el Vizcaya.
La val montañosa está formada por la facies detrítica (areniscas, margas y, en las sierras del S, conglomerados) del Oligoceno superior y Mioceno inferior, plegadas en el sinclinal de Rocaforte, anticlinal de Aibar, sinclinal de Barásoain y anticlinal de Tafalla o de Eslava-Lerga. La erosión ha modelado fuertemente estas estructuras y formado una serie de crestas asimétricas separadas por valles. En la Val de Aibar llana abundan los glacis de erosión y las terrazas aluviales.
El clima es fundamentalmente mediterráneo, más o menos modificado con la altitud. Los valores termopluviométricos medios anuales más importantes son: 12°-14ºC de temperatura, 500-1.000 mm de precipitaciones, caídas en 60-80 días, y 700-725 mm de evapotranspiración potencial. Naturalmente los inviernos son más fríos, los veranos más frescos, las lluvias más abundantes y la aridez menor en las sierras que en los llanos. La vegetación natural lo demuestra: es de tipo mediterráneo en estos y submediterráneo en aquéllas. Hasta la Val de Aibar llega desde el NE la influencia pirenaica, representada por el pino silvestre (Pinus sylvestris), así en los Altos de Sabaiza, que forma bosquetes abiertos, dispersos y en regresión, y por el boj, ampliamente extendido en las sierras, como formación subserial de antiguos bosques; y la influencia atlántica, representada por las hayas de los Altos de Sabaiza. Pero sobre todo dominarían en estado natural la encina (Quercus ilex), el quejigo (Quercus faginea) y el roble pubescente (Quercus pubescens), las primeras en los piedemontes, los quejigos entre 600 y 800 m y el roble por encima de esta altura.
Los cultivos herbáceos de secano, principalmente cerealistas, dominan sobre los leñosos mediterráneos. La tierra de labor de secano (cebada, trigo) se vio considerablemente incrementada tras la filoxera (3.607 Ha en 1891; 4.693, en 1906; 6.785, en 1935), pero más tarde empezó a disminuir, a medida que progresaban las nuevas plantaciones de vid, y por causa de la mecanización del cultivo, que exige el abandono de las parcelas con pendientes excesivas, y porque el éxodo rural fue tan intenso que despobló gran parte de Ezprogui, convertido en finca de repoblación para el Patrimonio Forestal de Navarra; así, se pasó de las 6.785 Ha de 1935 a las 5.334 de 1970; 4.640 de 1979; y 4.447 de 1982. El abandono de las peores tierras, las técnicas modernas, y las nuevas semillas propiciaron el aumento de rendimiento y la disminución del barbecho. La vid se repuso tras la filoxera, de tal suerte que las 981 Ha que ocupaba en 1891 pasaron a 1.540 en 1970 y 1.330 en la década de 1980. La Val de Aibar sigue siendo una de las principales comarcas vitícolas de Navarra. El olivo se halla en decadencia: 175 Ha en 1906, 121 en 1982; y también la combinación vid-olivo: 163 Ha en 1891 y 109 en 1982: El regadío sólo abarca 78 Ha, casi todas en Aibar, además de las 20 Ha de los huertos familiares. Se dedica a la producción local de hortalizas, patata y alfalfa. La ganadería es, en general, menos importante que a finales del siglo XIX. En 1891 la cabaña ovina churra ascendía a 5.985 cabezas y en 1982 a 4.526 (de las cuales, 984 para la producción de leche) y la caprina, que llegó a sumar 1.080 cabezas y en 1982 únicamente contaba 115. El ganado de labor ha experimentado, como en todas partes, un gran declive; en 1891 había 294 bueyes, 124 vacas de cría y labor, 17 caballos, 54 yeguas de cría y labor, 294 reses de ganado mular y 541 de asnal; y en 1982 sólo 12 cabezas de caballar, 73 de mular y 16 de asnal. El parque de maquinaria agrícola incluía, en 1983, 254 tractores, 48 motocultores y 41 cosechadoras autopropulsadas de cereales.
La propiedad comunal asciende a 5.112 Ha, equivalentes al 31,7% de la extensión total del valle, que es de 16.124 Ha. Estructura de la propiedad particular: el 80,70% de los propietarios tienen menos de 10 Ha y detentan el 38,86% de las tierras de propiedad privada, a los propietarios comprendidos entre 10 y 100 Ha corresponden, respectivamente, el 10,50% y el 19,65%. En 1960 no había ninguna industria con más de 5 obreros. La población del valle era de unos 4.200 habitantes en la segunda mitad del siglo XIX e inició después un continuo y franco declive, acentuado de modo alarmante a partir de 1960: 4.232 hab. en 1860, 4.107 en 1877, 4.293 en 1887, 4.379 en 1900, 3.926 en 1910, 3.807 en 1920, 3.621 en 1930, 3.356 en 1940, 3.400 en 1950, 3.312 en 1960, 2.955 en 1965, 2.425 en 1970, 2.008 en 1975, 1.815 en 1981 y 1722 en 1986. El municipio que ha padecido la mayor sangría demográfica es Ezprogui (588 hab. en 1860 y 70 en 1986). Dos de los lugares que lo forman se hallan poblados. Ayesa (65 hab.) y Moriones (5 hab.); los demás son nuevos despoblados.