AGROCLIMATOLOGÍA
AGROCLIMATOLOGÍA
La distribución de las actividades agrícolas en Navarra viene determinada por las variadas características climáticas existentes en el territorio.
La parte noroccidental pertenece al dominio climático templado-oceánico, caracterizado por abundantes precipitaciones de regular distribución anual (superiores a 1.400 mm e incluso a 2.000 en las zonas de mayor altitud) que impiden o hacen mínima la sequía estival y con un régimen térmico muy regulado por la cercanía del océano. Desde el punto de vista agroclimático cabe diferenciar los valles septentrionales de los meridionales situados en la vertiente mediterránea. Los primeros carecen de período de helada continua, si bien hasta mediados de abril pueden darse heladas esporádicas (26 días al año en Santesteban). El período libre de heladas oscila entre 200 y 300 días, según se trate de fondos de valle o zonas de mayor altitud. Dicha zona carece de déficit estival y acumula entre 3.500 y 2.500 grados/día durante el período cálido a partir de 12 grados de temperatura media. El número de días cubiertos es de 155 y la insolación oscila alrededor de 1.760 horas anuales. En los valles meridionales el período libre de heladas varía entre 150 y 130 días, con posibilidad de un período de 10 días de helada continua en las cabeceras de estos valles apoyados en la divisoria atlántico-mediterránea. El número de días de helada es de 30, con probabilidad de que duren hasta principios de mayo. Las precipitaciones son ligeramente inferiores (entre 1.400 y 1.600 mm) y producen un ligero déficit estival de unos 80 mm que, en el 75% de los años, se suple con la precipitación de junio, julio y agosto. La suma de grados/día oscila entre 2.500 y 3.000, el número de días cubiertos es de 130 y la insolación tiene lugar durante algo más de 1.800 horas.
Hacia los Valles Pirenaicos las características van cambiando por efecto del relieve. Las precipitaciones disminuyen hacia el Este (entre 1.800 y 1.000 mm), debido al efecto de barrera que crean los Pirineos y a la orientación transversal de los valles opuesta a los vientos húmedos dominantes, de manera que sus divisorias, de rumbo aproximado N-S, van creando un efecto foehn sucesivo. Las mayores altitudes condicionan la persistencia de temperaturas bajas, que alargan extraordinariamente la época de heladas, de manera que las plantas disponen de un corto período vegetativo. El período libre de heladas varía entre 160 y 90 días, según se trate de la parte inferior o de la cabecera de los valles, con fechas para la última helada que varía entre abril y mediados de junio, respectivamente. El período de helada segura tiene una duración entre 20 y 100 días. con una media anual de 50 y 90 días de helada según la altitud. La insolación es de 1.800 horas anuales, aproximándose a 1.900 en la mitad sur, con algo más de 130 días cubiertos al año. La suma de grados/día oscila entre 2.000 y 3.000 para la parte septentrional y meridional de los valles, respectivamente. Su régimen de humedad permite la presencia de una punta de sequía estival en la mitad Sur de los situados al Oeste del río Irati y en los más orientales. En los primeros ya es sensible incluso la primavera, pues el 20% de los años se llega al verano con un déficit igual o superior a 50 mm. En los orientales dicho déficit se produce incluso en sus cabeceras, aunque con valores de tan sólo 15-20 mm. Teniendo en cuenta que el 5% de los años puede ser superior a 100 mm y que la precipitación estival únicamente supera los 100 mm (en su mitad norte) y los 60 mm (en su mitad sur) en el 75% de los veranos, se deduce que la punta de la sequía aumenta gradualmente de norte a sur.
Las cuencas prepirenaicas de Pamplona y Aoiz-Lumbier constituyen un dominio de transición entre las características oceánicas del NW y las mediterráneas suaves o extremadas y la precipitación puede variar entre 1.800 y 450 mm según los años. Entre ambas la gradación también es muy clara: más húmeda y templada la primera y algo más seca y contrastada la segunda. En la de Pamplona el déficit estival es de unos 130 mm y en la de Aoiz-Lumbier alcanza los 230 mm, a la vez que la precipitación estival tiene una probabilidad del 75% de que tan sólo sea de 60 y 50 mm, respectivamente. En ambas cuencas el déficit del verano viene precedido de otro primaveral de hasta 100 mm el 4% de los años, pero con la diferencia de que en la de Pamplona el 30% de las primaveras igualan o superan los 50 mm de déficit y en la de Aoiz-Lumbier esta misma cantidad se supera el 50% de los años. El período vegetativo se inicia a mediados de abril y es similar en ambas cuencas (175 días), pero el de helada probable tiene una duración de 20 días para la de Pamplona y de 42 días para la más oriental, con 34 y 53 días de helada al año, respectivamente. La suma de grados/día a partir de 12° C de temperatura media, es de 3.100 para la cuenca de Pamplona y de 3.500 para la de Aoiz-Lumbier, con una insolación de 2.040 horas y 117 días cubiertos en ambas.
En la Navarra Media el cambio es muy patente, debido al efecto de pantalla que crean las sierras de Codas, Lóquiz, Urbasa-Andía, Perdón, Alaiz, Izco y Leire. Las condiciones son más secas y de claro matiz mediterráneo continentalizado, propias de la cuenca del Ebro. Las precipitaciones oscilan entre 500 y 800 mm anuales y la aridez estival, cada vez más acentuada, constituye una importante limitación agrícola. La Navarra Media occidental es ligeramente más húmeda, con un déficit de humedad estival que oscila entre 100 y 220 mm, según se trate de los piedemontes más septentrionales o de las tierras más cercanas al Ebro, mientras que en la oriental esta falta de agua puede cifrarse en 220-250 mm/m2. La precipitación estival capaz de paliar este déficit oscila entre 80 y 50 mm en la occidental y 35-50 mm en la oriental. La falta de humedad a finales de primavera viene expresada por valores iguales o superiores a 50 mm en el 20 y 60% de los años (según altitudes) en la zona estellesa y entre el 60-70% al este de Tafalla, y puede ser superior a 100 mm en el 5-20% y 10-25% de los años, respectivamente. En ambas partes el período libre de heladas se inicia a mediados de abril y dura unos 180 días, salvo en las estribaciones meridionales de Urbasa-Andía, en que es de 160, debido a que su comienzo se retrasa a principios de mayo. A excepción de este sector noroccidental no se da un período de helada continua, si bien el número de días de helada es de 38. La acumulación de calor estival supone según altitudes, entre 3.000 y 3.600º C en la parte occidental y 3.400-3.600º C en la oriental, con una insolación que alcanza las 2.300 horas anuales, debido a que tan sólo durante 90 días permanece el cielo cubierto.
En la Ribera las precipitaciones son inferiores a 450 mm, e incluso a 400 mm en su extremo SE. Presentan un régimen de tipo mediterráneo, de carácter muy irregular, tanto en su distribución anual como interanual, con máximos fundamentalmente equinociales. Unido a la presencia de inviernos fríos y veranos calurosos acompañados de fuerte sequía, origina el carácter continentalizado del clima que impone importantes limitaciones agrícolas. Dicha sequía supera los 300 mm/m2 anuales, con una probabilidad de precipitación estival de tan solo 30 mm. El déficit se inicia ya en primavera, dado que el 70% de los años se arrastra una falta de agua de 50 mm/m2 al final de dicha estación, llegándose a 100 mm en el 35-40% de las primaveras. El período libre de heladas se inicia a mediados de abril y dura 200 días; hay 34 días con temperaturas bajo cero durante el resto del año. La acumulación de calor estival es la mayor de Navarra, superándose los 3.700º C relacionados con las 2.400 horas de insolación y los 80 días cubiertos al año. Utilizando la clasificación agronómica de Papadakis, toda Navarra presenta un régimen térmico templado-cálido, si bien el de humedad y los tipos de verano o invierno cambian según las zonas.