ACUÍFERO
ACUÍFERO
Formación geológica (gravas, arenas, areniscas, calizas, etc.) que además de almacenar el agua entre sus poros o grietas, permite el movimiento del agua bajo la acción de la gravedad, en condiciones tales que hacían posible su explotación.
Atendiendo a las características litológicas se pueden diferenciar dos tipos de acuíferos:
Acuíferos detríticos, entre los que destacan los construidos por gravas y arenas como, por ejemplo, los acuíferos de las terrazas del río Ebro y afluentes; en ellos el agua está ocupando los poros o vacíos intergranulares hasta una cierta distancia de la superficie topográfica.
El otro tipo lo integran los acuíferos kársticos formados por calizas y dolomías, tales como los acuíferos de Aralar, Urbasa, Andía, Lóquiz, etc., en los cuales el agua está rellenando las fisuras, fracturas, conductos y cavidades que han sido ensanchadas por la acción disolvente del agua.
Las características más importantes de estos acuíferos son las siguientes:
Acuíferos detríticos (rocas no consolidadas). Las rocas no consolidadas como las gravas y arenas de las terrazas del río Ebro y afluentes constituyen el ejemplo más típico de formaciones geológicas “permeables por porosidad” en contraposición a aquellas otras “permeables por fisuración”.
Entre los rasgos fundamentales cabe citar: terrenos fáciles de excavar o perforar, de modo que la exploración es rápida y barata; niveles piezométricos próximos a la superficie y, consecuentemente, elevación de bombeo pequeña; los depósitos tienen una ubicación favorable para recibir una recarga de los ríos; suelen tener una porosidad eficaz mayor que otros materiales; los valores más representativos se hallan comprendidos entre el 10 y el 20%; su permeabilidad suele ser más elevada que la de las demás formaciones geológicas, con excepción de algunas calizas. Los valores más frecuentes están comprendidos entre 10 y 500 m/día; no hay grandes variaciones de las propiedades del medio de un lugar a otro, por eso en estos acuíferos es muy elevado el porcentaje de éxitos con pozos verticales; los caudales de los pozos son, por lo general, elevados, dependiendo del espesor de la zona saturada y de los límites hidrogeológicos.
Acuíferos kársticos (rocas consolidadas): Están formados esencialmente por las calizas y dolomías, tales como las de Aralar, Urbasa, Andía, Lóquiz, Larra, etc. Constituyen los típicos ejemplos de formaciones geológicas “permeables por fisuración”.
Presentan las siguientes características: terrenos difíciles de perforar de modo que la investigación puede resultar lenta y cara; los niveles piezométricos son virtuales, gradientes elevados y con fuertes oscilaciones de verano o invierno; el medio kárstico se asimila a unos bloques de baja permeabilidad (de menos de 0,1 m/día) que se drenan a través de conductos o zonas preferenciales de alta permeabilidad (más de 500 m/día); los valores del coeficiente de almacenamiento (porosidad) oscilan en torno al 1%; dada la especialidad configuración del medio (heterogeneidad y anisotropía), se tienen pozos de elevado rendimiento junto a otros poco o nada productivos.