ACIRÓN
ACIRÓN
Fam. Aceráceas. Árbol caducifolio de hasta 10 metros de altura en los biotopos óptimos. Se presenta con porte arbustivo cuando la ecología es adversa. La copa es amplia. La corteza es parda y agrietada en los troncos envejecidos. Las hojas se insertan opuestas por medio de largos peciolos. Son grandes, glabras, simples, palmeado-lobuladas y con lóbulos festoneado-dentados. La base es acorazonada. Las flores, poco vistosas y verdosas, se abren en la primavera y son coetáneas con las hojas. El fruto es una disámara con las alas arqueadas, ensanchadas y aproximadas en la parte distal pero sin llegar a converger.
Se reparte por la Montaña y la Navarra Media, donde es siempre poco frecuente. Es un árbol que precede y contribuye a formar el bosque maduro. Aparece aislado en conjuntos poco numerosos en laderas pendientes, en los pedregales montanos, al pie de los cantiles calizos, en los bosques mixtos con tejo, mostajo, avellano, tilos y fresnos. No suele faltar en los claros de hayedos y robledales calcícolas. Evita los suelos ácidos y encharcados, así como los cielos poco luminosos de la Navarra húmeda silícea. Su copa es redondeada y proyecta una sombra densa en el verano. En el otoño se potencia su valor ornamental cuando su coloración verdosa vira hacia tonos amarillos oro viejo y rojos caldera.
La importancia ecológica de éste y otros arces reside en su papel colonizador de las áreas explotadas natural o artificialmente. Su mantenimiento mejora la recuperación del bosque autóctono de robles y hayedos.