ZABALA, LOS
ZABALA, Los
Saga de ensambladores que desarrollaron su actividad en torno a Estella durante la primera mitad del siglo XVII. Sus obras son coetáneas y se conocen a través de una documentación que sin embargo, no permite especificar los lazos de parentesco que los relacionan entre sí.
Juan de Zabala colaboró en el taller estellés de Los Imberto; así, en la culminación del retablo mayor de la parroquia de San Clemente de Zábal (después de 1598) con un estilo romanista pleno. En 1616 concluyeron el retablo mayor de Galdeano, que había sido iniciado por Juan de Troas Menor en 1570, y donde puede apreciarse un ligero avance hacia el barroco. El año 1625 contrataban el nuevo retablo mayor de Sesma que realizaron, según la traza dada por Juan III Imberto, entre dicho año y el 1631; en esta pieza utilizó abundantemente los elementos decorativos: molduras multiplicadas adornadas con dentellones que producen efectos de claroscuro y ornamentación vegetal de varios tipos. Las columnas entorchadas dan al retablo un aspecto muy avanzado. El año 1626 se encontraba trabajando en el retablo romanista de la Virgen del Rosario de la Iglesia de San Román de Amillano; en 1640 recibió pagos por la factura de una decorativa cajonería con labores de óvalos y rectángulos ornamentales realizada para la sacristía de la parroquia de la Asunción de Irurre. Por último, en 1655 se le efectuaron pagos por el retablo de San José y su colateral que había realizado para la iglesia parroquial de San Andrés de Torres del Río.
Pedro de Zabala, ensamblador, trabajó en la colaboración con el escultor Domingo de Lussa. En 1620 se pagaba su labor en el retablo mayor de Uztegui. El año 1633 se tasaron los colaterales de la iglesia parroquial de San Román de Arzoz, realizados junto con Miguel López de Ganuza. Al lado de Domingo de Lussa, colaboró en el retablo mayor de Ciriza y en los retablos mayor y colaterales de Esparza de Galar. En Ciriza, Pedro de Zabala empleó frontones mixtilíneos y curvos con molduras resaltadas con dentellones, que también recorren las cornisas. Añadió asimismo frontones secundarios. Su estilo se caracteriza por una acumulación de elementos frente al tipo que en esos momentos se realiza en los talleres de Pamplona de Juan de Gaztelúzar o Domingo de Bidarte. La variedad de molduras se hace mayor en el sagrario del retablo de Sesma, apareciendo a su vez las arquitecturas ornadas con una menuda decoración. Se atribuye a este artista el retablo mayor y los colaterales de Ardanaz, por analogía con los colaterales de Esparza de Galar. Por otra parte, participó en numerosas labores de tasación, como complemento a su tarea artística.
Mateo Zabala, también ensamblador, participó, a mediados del siglo XVII, con Martín de Echeverría, en la fábrica del retablo mayor de Berriozar.
Bibliografía
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