VIGILANO, CÓDICE
VIGILANO, códice
Vigila es el autor principal, escribano y miniaturista del conocido códice Vigiliano, también llamado Albeldense por proceder del escritorio monástico de San Martín de Albelda, que hoy pertenece a La Rioja, pero que formaba parte del reino de Pamplona-Nájera en el siglo X cuando se redactó e iluminó.
El propio Vigila dejó por escrito que al recibir el encargo consistente en transcribir el extracto de los cánones, el texto de todos los concilios generales y particulares habidos hasta el momento, el Liber Iudiciorun, un tratado de cronología y aritmética entre otros, “le causaba espanto lo largo de la labor”. El mismo se retrató bajo estas líneas al comienzo de su obra, en calidad de miniaturista, tema y aspecto totalmente novedoso en la iconografía hispana del siglo X. Se concluyó en el 976.
La iluminación del códice es muy rica. Predominan las miniaturas que presentan personajes, aislados o en grupos concebidos según el modo de figuración “mozárabe”. Inscripciones les identifican. Tiene Vigila un estilo inconfundible que hace que todas sus figuras tengan el mismo aire de familia. Todos los rostros son idénticos: un mismo perfil, ojos formados por dos arcos y un círculo negro intenso por pupila, cejas que son dos segmentos paralelos tendiendo a un mismo trazo recto que da vida a la nariz terminada en gancho; la boca está formada por un trazo vertical que sale de la nariz y al que corta otro horizontal que en los extremos remata por dos ganchudos hacia abajo. Sin embargo, en los peinados y tocados sí se observa mayor variación. Presenta asimismo convencionalismos en la indumentaria, como ciertos pliegues en la parte inferior de las túnicas y de algunos mantos, que dan la impresión de un segundo, originando sensación de relieve. Generalmente las vestiduras lucen cenefas decorativas. Se observa una tendencia a marcar con el plegado de la indumentaria las formas del cuerpo humano. Las figuras responden a un canon esbelto, rasgos todos que ponen la obra en relación con el Beato de Gerona. Muy características son las manos, grandes y expresivas que suavizan el hieratismo de los personajes. Junto a las representaciones animadas aparecen motivos decorativos de entrelazo, en iniciales u ornando elementos arquitectónicos, y otras composiciones abstractas, como arquerías que en ocasiones ocupan páginas enteras, formadas por elementos arquitectónicos combinados con miembros humanos y de animales, que derivan de elementos nórdicos. Junto a ello, y de influencia islámica, aparecen hojas estilizadas adornadas con anillos o arcos de herradura. En conjunto se trata de un código ornamental muy variado que revela las diversas influencias que operaban sobre este escritorio.
Bibliografía
S. Silva y Verástegui, de La iconografía del siglo X en el reino de Pamplona-Nájera. (Pamplona, 1984). p. 45-52 y 475-478.