VÍBORA
VÍBORA
Desde el punto de vista general la diferenciación morfológica entre las víboras y culebras se puede hacer teniendo en cuenta que las primeras poseen un cuerpo en proporción más grueso; la cabeza tiene una forma característica, con la parte superior aplanada cubierta por escamas pequeñas, de dimensiones semejantes a las del resto del cuerpo, a excepción de unas pocas algo más grandes, mientras que las culebras poseen nueve placas grandes en la región cefálica. Por otro lado las víboras tienen la pupila del ojo vertical. Las escamas del cuerpo muestran una pequeña carena y ostentan por lo común un diseño de manchas oscuras, bien de tipo arrosariado o formando una cadena alternante.
En Navarra existen al menos dos especies distintas. La víbora áspid (Vípera aspis) generalmente no rebasa los 70 cm de longitud. Se caracteriza por tener las escamas cefálicas muy divididas y el morro algo levantado. Es una especie distribuida por Italia y parte de Francia hasta el norte de la Península Ibérica. En Navarra se extiende en una franja que va desde Belagoa (alto Roncal), por la zona montana hasta la sierra de Codés aproximadamente. Está ausente en la vertiente cantábrica y en la Ribera.
La víbora de Seoane (Vípera seoanei) se diferencia de la anterior por tener el morro redondeado y muy poco prominente. Es una especie endémica de la Península Ibérica, que se distribuye desde Galicia hasta las estribaciones del Pirineo occidental. En Navarra es una especie frecuente en toda la vertiente atlántica al norte de una línea que cruza aproximadamente desde Quinto Real hasta la sierra de Aralar. Es un reptil habitual en los bordes de los prados o matorrales de las orillas de los caminos.
Las picaduras de las víboras, si bien en la actualidad raramente llegan a ser letales, deben ser siempre neutralizadas por sueros antiofídicos que es necesario inyectar en el menor tiempo posible; en caso contrario el veneno tiene un potente efecto.