TRINIDAD DE ARRE, LA
TRINIDAD DE ARRE, La
Ermita y caserío de Arre, en el valle de Ezcabarte, Merindad de Pamplona. Figura en los Nomenclátores de Población de 1860 (ermita, casa y venta habitada), 1887 (sin habitar), 1930 (12 habitantes), 1940 (15), 1950 (16), 1960 (12), 1970 (8) y 1981 (11).
Fue hospital, albergue y basílica aledaña en la margen derecha del Ulzama, casi en la muga con Villava. Se carece de documentación hasta el siglo XVI. No figura ni en la prolija relación de hospitales que enumera el testamento de Teobaldo II, ni entre las posesiones de la mitra, ni en las de Roncesvalles. Tampoco consta que la rigiera orden religiosa alguna. El único documento anterior a 1500 es una manda testamentaria del palaciano de Olloqui, en 1422.
En un pleito contra Roncesvalles se dice, en 1765, que “la antigüedad y magnificencia de la fábrica de dicha basílica y todo lo demás dan a entender es fundación o pieza del rey o del reverendísimo, pues sus armas están esculpidas en el retablo principal”. Y otro testigo, Simón de Larrondo, maestro de obras, declara que “la fábrica que se ve en dicha basílica es semejante a las que se demolieron en la parroquial de San Saturnino de esta ciudad para hacerse la nueva capilla de Ntra. Sra. del Camino”. La Trinidad ha tenido dos cofradías, eclesiástica y laica, que no respondían a la condición de sus miembros, sino a su procedencia. Un dictamen de 1697 recuerda que la de los legos se componía de hermanos de Pamplona, Villava y valle de Ezcabarte, mientras la otra se componía de seculares y eclesiásticos de la Cuenca de Pamplona y otras partes que incluían Oláibar y Odieta. Ambas pleitean en el año 1500 ante la Real Corte de Navarra sobre el nombramiento de vicario que atienda basílica y hospital. Hasta entonces cada año, a partir del día de San Martín, se alternaban los abades de una y otra cofradía. Los legos rompieron el orden. Juan y Catalina, reyes de Navarra, restablecieron la concordia. Pero en 1507 una y otra cofradía reconocen la existencia de puntos conflictivos, eligen cinco árbitros y componen una sentencia de 23 artículos que marcan los fines: atender el culto, la hospitalidad de pobres y peregrinos, el orden y la eficacia, encomendados a seis oficiales que regirán la autonomía administrativa de cada cofradía. Los cofrades entregaban el día de cofradías medio robo de trigo. En 1571 sumaron 293 robos; en 1650, 423; en 1700, 186. Era día de mesa copiosa. A la reunión de 1611 asistieron 270 hermanos, que despacharon 27 carneros. En el siglo y medio que va de 1724 a 1865 el promedio de carneros consumidos en esa ocasión es de 12.
Igual que Soria repasó las cuentas de la Cofradía eclesiástica durante su visita a Gorraiz, en junio de 1796. Tenía a su favor 1.410 reales más 150 robos de trigo; también un buen rolde de morosos.
Los bienes de las cofradías caían bajo la ley de Desamortización. Los cofrades defendieron la exención, en Pamplona y Madrid, y entre los hombres influyentes a que recurrieron figura Hilarión Eslava. O´Donnell firmó el decreto de 16 de noviembre de 1865, que define a la cofradía de Arre como “sociedad de socorros mutuos sin carácter religioso alguno”. Al estallar la última guerra carlista, los oficiales evadieron capital a Bayona, donde confiaron sus depósitos al comerciante Eusebio García.
A dos de diciembre de 1886 el capítulo general acordó encargar la redacción de unas nuevas constituciones para la cofradía única en que se fundieran las dos, según declara el artículo 1.°.
De la iglesia se conserva su cabecera románica (primera mitad del siglo XIII), con ábside reforzado con contrafuertes y algunos canecillos sin decorar como soporte del alero del tejado. Consta que en el siglo XVII a los peregrinos que estaban enfermos solían llevarlos a caballo desde el hospital de la Trinidad hasta Roncesvalles.