TORRES DEL RÍO
Categoría histórica: Villa.
Categoría administrativa: Municipio.
Partido Judicial: Estella.
Merindad: Estella.
Comarca geográfica: Viana-Los Arcos.
Población (1986): 212 habitantes de hecho, 247 de derecho.
Superficie: 12,1 km2
Densidad: 17,5 hab/km2
Altitud en el núcleo de viviendas: 477 m.
Distancia a Pamplona: 70 km.
Comunicaciones: Situado en la carretera general N-III, Pamplona-Logroño.
Geografía
Villa y municipio del somontano Viana-Los Arcos; fue una de las Cinco Villas de Los Arcos. Limita al N y E con Sansol, al S con Lazagurría y Bargota y al O con Armañanzas.
El término se extiende, alargado y estrecho, de N a S, desde casi 600 m hasta 400 m. Cerca de la extremidad N se alza la villa de Torres, cruzada -como su término- por el río Linares, afluente del Ebro.
Se pueden distinguir dos áreas geológicas: la septentrional forma parte de la cubeta sinclinal de Los Arcos, terminación occidental del sinclinal de Miranda de Arga y en ella afloran las arcillas con niveles de caliza de la facies de Tudela (Mioceno), y la meridional, que pertenece al anticlinal yesífero (Formación de Lerín) Oligoceno-Mioceno de Falces, en su tramo O.
El clima es de tipo mediterráneo-continental. Los valores climáticos medios anuales más representativos son: alrededor de 12° C de temperatura, 500-800 mm de precipitaciones, caídas en 60-100 días y 700-725 mm de evapotranspiración potencial. La cubierta vegetal originaria ha sido destruida por el hombre; nada queda de los encinares que cubrieron el territorio. Fuera de los cultivados, los árboles se reducen a los chopos y pinos de repoblación (laricio de Austria y carrasco).
Realiza tareas agropecuarias cerca del 85% de la población activa si bien únicamente tienen plena dedicación a dichas labores el 40% de la población ocupada en el municipio.
Sólo el 10,7% de la superficie de cultivo es de regadío (la mitad interino y la mitad extensivo), que se dedica a cereales, alfalfa, hortalizas diversas, patata, tabaco, etc. En el secano herbáceo dominan los cereales y entre éstos la cebada sobre el trigo; la veza para forraje y grano, la alholva y el espárrago siguen a mucha distancia. Hay 92 Ha de viñedo; la vid se recuperó de la filoxera (25 Ha en 1891 y 28 Ha en 1920) y aún aumentó la superficie hasta 111 Ha en 1961. Hay 36 Ha de olivar; cifras parecidas las ha habido a lo largo del siglo XX. El almendro ocupa 2 Ha en plantación regular y hay 3.500 árboles diseminados. El 1 de diciembre de 1948 se fundó el Trujal Cooperativo San Isidro, el 31 de marzo de 1954 la Bodega Cooperativa San Andrés y el 25 de enero de 1962 la Cooperativa Trilladora Santo Sepulcro.
Debido a la mecanización casi ha desaparecido el ganado caballar, mular y asnal: 25, 62 y 25 ejemplares, respectivamente, había en 1935, y 1, 6 y 4 en 1982. La cabaña ovina, menos numerosa que a fines del siglo pasado y primera mitad del siglo X, constaba en la última fecha de 688 reses de raza aragonesa, la caprina -que llegó a sumar 400 animales- ha desaparecido y la porcina y las aves de corral no han salido del nivel familiar y local. No hay ganado bovino; siempre tuvo poca importancia.
El terreno comunal abarca 623 Ha (49,4% de la superficie censada del municipio) comprendiendo el 27% de las tierras de cultivo, y la totalidad de pastos y terreno forestal.
El sector secundario lo forman la distribución de agua y energía, una bodega cooperativa vinícola, una industria de la madera y una empresa del ramo de la construcción, que en conjunto emplean a 11 trabajadores.
El sector servicios emplea a 19 personas en 14 centros de trabajo, que corresponden a las actividades de comercio (4 empleados); sanidad (3); hostelería y venta de bebidas (2); enseñanza (2); banca y ahorro (2); así como transporte, administración local, servicios religiosos y personales.
La población activa de Torres del Río ascendía en 1984 a 71 personas, 5 de las cuales se hallaban en paro y 19 tenían su puesto de trabajo fuera del municipio.
Desempleo registrado (31.3.87): 11 personas.
Heráldica municipal
Trae de gules y cinco torres de oro, almenadas de tres, puestas en sotuer. Su antiguo sello lo forman dos palmas cruzadas en sotuer. En la galería del palacio de la Diputación está pintado de gules y las dos palmas de aro cruzadas en sotuer, surmontadas de un creciente de plata. En jefe una estrella de seis puntas de oro. La estrella y el creciente pertenecen a un sello antiguo de la villa de Torralba, que por tener confusa la leyenda indujo a error.
Casa Consistorial
Está construida en piedra. Fue restaurada en 1975, incluyendo también nuevo alero y tejado. La planta baja, que en otros tiempos fue herrería y luego escuelas, se utiliza actualmente para bar del pueblo.
Su Ayuntamiento está regido por alcalde y cuatro concejales.
Cerca del pueblo y a ambos lados de la carretera de Logroño, existen vestigios de una probable explotación agrícola de época romana.
Estuvo inscrita en el partido de Los Arcos. El propio concejo de la villa compró los derechos de los vecinos que eran de señorío nobiliario y se ofreció íntegramente a la Corona, que le reconoció el fuero de Viguera y la conversión de sus cargas a un censo por razón de “fossadera” (1342).
Como parte del partido de Los Arcos*, Torres fue castellana desde 1463 hasta 1753; aunque se gobernaba por el fuero navarro y vivía de hecho inmersa en Navarra desde el punto de vista económico. Desde 1753 fue de nuevo parte de este reino. Por lo demás, hasta las reformas municipales de 1835-1845 la gobernaba un alcalde, que nombraba el virrey a propuesta de la villa. Tras ellas quedó como ayuntamiento enteramente separado, sometido a régimen común.
Entre 1800 y 1806 se construyó la carretera real que unía Pamplona con Logroño y eso mejoró notablemente sus comunicaciones. Al mediar el siglo XIX tenía escuela, dotada con 1.130 reales al año. A comienzos del siglo XX funcionaba un molino harinero y dos de aceite, además de dos fábricas de harina. En los años 1920 había mucha arriería y carretería para la exportación de vino, había granos y aceites.
Arte
La parroquia de San Andrés ocupa un lugar elevado dentro del caserío. Su construcción data de los años finales del siglo XVI. Se trata de una iglesia gótico-renacentista construida entre 1599 y 1629 aproximadamente por el cantero de Estella Juanes de Larrañaga, con una reducida planta de cruz latina y cabecera pentagonal, cubierta por bóveda estrellada. El retablo mayor todavía manifiesta arquitectónicamente la pureza de un romanismo, aunque la escultura ya avanza hacia un naturalismo más barroco. Fueron sus autores Pedro Jiménez Castrejana y Juan de Urra, escultores de Viana, que lo ejecutaron entre 1637 y 1651. Tanto los elementos arquitectónicos como la propia escultura se ven realzados por la cuidada policromía que hacia 1659 realizó Andrés de Gauna. Posteriores, de hacia 1659, son los retablos colaterales, dedicados a San José y la Inmaculada, que todavía mantienen una traza manierista. Son obra del escultor Juan de Zabala.
La iglesia del Santo Sepulcro, se localiza en la parte baja de Torres. Es uno de los edificios más importantes del románico navarro del siglo XII, situado en plena ruta jacobea. Su originalidad viene dada por el plan centralizado que adopta, no único en Navarra ya que también lo presentan otros santuarios contemporáneos como Eunate o el Santo Espíritu de Roncesvalles, pero sí consigue mayor monumentalidad y clasicismo que ellos. Los críticos disienten a la hora de considerar el origen de esta iglesia. Unos basándose en documentos del siglo XIV la hacen depender de la Orden del Santo Sepulcro, otros, entre los que se encuentra Íñiguez, del monasterio de Irache, bajo cuyos auspicios se construiría entre 1160-1170.
El plan centralizado se explicaría tanto por su advocación, Santo Sepulcro, como por la función de cementerio que parece que tuvo. Uno de los atractivos de este templo lo constituye su interesante planta octogonal, de tal manera que el lado del octógono se convierte en el módulo de toda la construcción, de lo que deriva su extremada proporción. En la planta central se marca claramente un eje longitudinal formado por la reducida cabecera semicircular y un torreón, también circular, situado enfrente. Tan meditada concepción espacial tiene su continuidad en los alzados, donde se suceden dos cuerpos decrecientes, separados por imposta de ajedrezado, pero también íntimamente relacionados por un orden gigante de columnas que refuerzan los vértices del octógono. El conjunto lo corona una original cúpula peraltada recorrida interiormente por potentes nervios que al cruzarse originan una estrella -con la parte interior libre- en clara conexión con la arquitectura musulmana.
Una serie de ventanas abiertas en la cúpula y cuerpo central del edificio son un elemento más del esplendor de este interior, sin olvidar la rica decoración escultórica que ilustra la zona de los capiteles. Esta labor es producto de lo que se ha venido en llamar el sincretismo en la escultura románica navarra, donde confluyen tendencias propias de la Calzada con otras árabes e incluso bizantinas. La misma ordenación del interior, completada por el repertorio decorativo, se repite en el exterior, en el que los sillares perfectamente escuadrados hablan de la magnitud de esta empresa constructiva.
Una talla del Crucificado es el único elemento de culto que cobija este templo. Está realizada a comienzos del siglo XIII, en un estilo de compromiso entre el románico y el gótico; con el primero lo relacionan su esquema general, todavía muy rígido y de cuatro clavos, mientras que algún rasgo de naturalismo lo acerca al segundo.
En el caserío de este pueblo existen algunas mansiones barrocas con decorativos blasones en sus fechadas. Otras de aspecto más sencillo también lucen escudos con las armas de los apellidos.
Bibliografía
E. Lambert, Les chapelles octogonales d´Eunate et de Torres del Río. París 1928. J. Yarnoz, Las iglesias octogonales de Navarra. 1945, p. 515-521. J. E. Uranga Galdiano, e F. Iñiguez Almech, Arte medieval navarro. (Pamplona, 1973). vol. II p.149-152; Vol III p. 78-79 y 255. L. M.ª Lojendio, Navarra. (Madrid, 1978), p. 67-70. M.ª C. García Gaínza, C. Heredia Moreno, J. Rivas Carmona, M. Orbe Sivatte, Catálogo monumental de Navarra. Merindad de Estella XX. (Pamplona, 1983), p. 533-543.
Toponimia menor
Castejón, barranco; las Encinas, parieras; la Rá, barranco; la Monjía, casa; Palomiza, término; Relinas, camino; las Rozas, parideras; la Salada, paridera; la Turquilla, paridera; Valdegon, término; Valdetora, término: Valdorbe, término.