TERRAZA ALUVIAL O FLUVIAL
TERRAZA ALUVIAL o FLUVIAL
Depósito de agradación de origen fluvial, de superficie llana que termina en un borde abrupto. Normalmente los niveles de terraza formados por un río son varios y se producen al alternarse períodos de aluvionamiento o deposición con períodos de erosión.
Las terrazas se suelen clasificar en “colgadas o escalonadas”, cuando los períodos de erosión son más importantes que los de deposición y, en este caso, están separadas entre sí por afloramientos del sustrato; y “encajadas”, cuando la erosión es menos importante que la deposición producida anteriormente y no se llega a desmantelar todo el espesor de la terraza, en este caso la siguiente terraza se deposita encima de los restos de la anterior.
En la zona del Sur de Navarra, tienen gran importancia los depósitos cuaternarios, especialmente las terrazas fluviales que recubren los materiales del Terciario continental siguiendo los valles de los ríos. Ocupan una gran extensión (más de 700 km2) y constituyen el asiento de los mejores campos de cultivo de la zona.
Los depósitos aluviales asociados a los principales cursos de agua (Ebro, Aragón, Arga y Ega) presentan la típica morfología impuesta por una red fluvial meandriforme en constante evolución. El conjunto está caracterizado por una extensa llanura de inundación o terraza inferior actual y un sistema de terrazas altas, normalmente suspendidas a diferentes niveles, de los cuales en el Ebro y en la zona de Navarra-La Rioja se han separado hasta diez distintos, siendo el más alto el que marcan las terrazas situadas al sur de Alcanadre (170-180 m) y dentro de Navarra un nivel muy característico entre los 120 y 140 m sobre el nivel de los cauces actuales.
La terraza inferior o terraza de inundación está constituida esencialmente por gravas heterométricas, bien rodadas, de naturaleza silícea y calcárea, con una matriz de arenas y limos. Hacia los bordes de la terraza la prolongación de materiales finos aumenta considerablemente. En la parte superior se encuentran depósitos más finos tales como arenas, limos y arcillas, sobre los que se asientan los campos de cultivo. El espesor de estos depósitos en el Ebro es variable; en la parte central donde se une con el Aragón, se alcanzan valores de más de 35 metros, mientras que en los extremos disminuye, a veces hasta menos de 10 metros.
En las terrazas altas, aunque en un principio debían presentarse las mismas características, en la actualidad y por efectos de la erosión, se ha desmantelado el nivel superior de materiales más finos, quedando solamente las gravas, que además se han cementado con carbonato cálcico, formando en muchos casos verdaderos conglomerados.
En la parte superior es corriente observar una costra calcárea (caliche), que hace que estos niveles sean muy resistentes a la erosión.