TABAS
TABAS
Juego infantil*, propio de niñas, que recibe el nombre del juguete: los astrágalos de animales de pezuña, popularmente conocidos como tabas. Su denominación en vascuence varía del Baztán (mail* y yabak*) a Uztarroz (exurkoak*) y a Urriza (karnakuluak). En Irurzun preferían las de carnero porque “sacaban más brillo” que las de oveja. En sus orígenes debió ser juego de azar, similar al de dados, de ahí el refrán: “le han salido las tabas culos”.
Era un típico juego invernal que ha sufrido un empobrecimiento en sus fases y cantinelas a lo largo del siglo XX, hasta su olvido. En él podían intervenir un número indeterminado de niñas, cada cual con sus propias tabas, casi siempre teñidas de rojo, en número variable (4 a 6) y con una canica* de cristal o una pelotita de goma. En algunos pueblos, la pelota podía dar un bote sobre el lugar del juego, mientras se colocaban las tabas en posición adecuada; en otros, había que retomarla en el aire. El orden de intervención se determinaba con procedimientos diversos. En Allo, se decía: “A más zotes” o “a más carnes…”. Cada niña tiraba sus tabas y la que “sacaba” más tabas en la posición elegida (“zotes”, “guazas”, “carnes” o “culos”) empezaba. Si perdía, continuaba la que estaba a su derecha, así sucesivamente. Ángel Irigaray recogió las fases y cantinelas del juego en Baztán. Tal y como se desarrollaba en Olite, había tres variantes que iban de más simple a más compleja. Se solía jugar a las tres, o a la primera y segunda o a la primera sólo, nunca se empezaba sólo por la tercera variante.
Primera Variante: “A plantarlas”. El objetivo consistía en colocar las cuatro tabas del mismo lado, es decir, primero todas a “carnes”, luego a “huesos”, después a “hoyos” y por último las cuatro a “zápatas”. Para ello se podía lanzar la pelota hacia arriba hasta tres veces por cada cara, lo que suponía un total de doce veces máximo. Si no se conseguía “plantarlas” en ese número de tiradas, se perdía. Por el contrario, salía “vencedora” la que conseguía “plantarlas” en menos número de tiradas de pelota.
Segunda variante: “A una y media”. Consiste en “plantar” una y coger otra ya plantada, para lo cual, la primera vez que se tira la pelota hay que “plantar” dos de una vez. Después, cada vez que se tira la pelota, deberá “plantar” una y coger otra antes de recuperar la pelota.
Tercera variante: Se van “plantando” todas “a lo mismo” (1° carnes, 2° huesos, 3° hoyas, 4° zápatas) igual que en la variante núm. 1. Una vez “plantadas”, se hace un arco apoyado el pulgar y el índice de la mano izquierda; se tira la pelota y se hace pasar cada taba bajo el arco, dejándolas, al otro lado, en la misma posición, mientras se canta: “Pasa, pasa, Nicolasa, por la puerta de tu casa”. Si al pasarlas se vuelve alguna de lado, se pierde.
Bibliografía
T. de Aranzadi, Tabas y perínolas en el País Vasco; “”. (1923), p. 676 y ss; Taba, sacapón… y otras más, “”, XV, (1924), p. 494 y ss; J. de Urquijo, Tabas y peonzas en el País Vasco, “”, (1924), XV, p. 361 y ss; A. Irigaray, El juego de las tabas con todas sus fases y cantinelas, “”, núm 3, (Pamplona, 1969), p. 339-402.