SIEGA
SIEGA
Recolección del cereal y otras especies, cortadas con hoces o guadañas. Se iniciaba tempranamente al sur de la provincia (junio), y se prolongaba hasta agosto en la Montaña, lo que propiciaba el desplazamiento de cuadrillas de agosteros o jornaleros (castellanos y levantinos principalmente) a Navarra, de segadores de la Ribera a la zona media y montañosa, y de guipuzcoanos y montañeses a la Cuenca de Pamplona. Los agosteros que llegaban a la capital solían concentrarse en la plaza de Santo Domingo, donde eran contratados por labradores de la comarca. La dureza del trabajo y la subalimentación motivaron a veces la muerte de segadores en plena faena, lejos de sus hogares.
Antes de aparecer las segadoras y atadoras modernas, la siega se hizo a mano. El segador, protegida la ropa con mandil rústico y la cabeza con sombrero de paja o tela, empuñaba con la derecha la hoz y protegía los dedos a la izquierda con una especie de guante o mitón curvo de madera (zoqueta, cazoleta), atado a la muñeca por medio de una cuerda y teniendo libre el pulgar para sujetar la mies. Cuando un segador topaba con un ramo bendecido puesto en la finca, daba la voz y la cuadrilla paraba para echar un trago de vino. Fue costumbre muy general en la Navarra media oriental.
Varios puñados de mies formaban la “manada” o gavilla. Tarea de mujeres y mozuelos solía ser “dar manadas”, es decir reunir varias gavillas en un fajo, que un hombre se encargaba de atar con “vencejos” de esparto o centeno. Los haces se “afascalaban” en montones, fajinas o fascales, con el fin de proteger la mies de la lluvia y las tormentas, y de facilitar la carga durante el acarreo.
Las primeras segadoras mecánicas, todavía rudimentarias a finales del siglo pasado, se perfeccionaron mediante sistema de aspas de madera para tracción de la mies hacia la sierra. Más tarde llegaron las segaderas-atadoras, inmediato precedente de las modernas “cosechadoras”.
La siega de hierba, heno y helecho en la Montaña, y de alfalfa u otros forrajes, se realizaba varias veces al año, utilizando la guadaña o dalla de hoja metálica y mango de madera. Hierba y helecho se recogían con rastrillos y se transportaba a casa en carros o apilados en almiares (belar-meta) sobre una sencilla plataforma y en torno a un palo vertical.