SATURNINO, SAN
SATURNINO, San
Obispo de Toulouse, donde se instaló bajo el consulado de Decio y Grato (250), cuando el cristianismo apenas se había extendido por la Galia. Según el acta de su martirio, la Passio, compuesta hacia el siglo V, su predicación hizo enmudecer a los falsos oráculos y provocó las iras de los sacerdotes paganos, que instaron al prelado cristiano a ofrecer un sacrificio a los ídolos y ante su negativa lo ataron a la cola de un toro que lo arrastró hasta la muerte por martirio. Su culto, atestiguado en Toulouse desde el propio siglo III, se propagó por toda la Galia y penetró también en Hispania, probablemente desde fines del siglo V, cuando aquella ciudad era la sede de los monarcas visigodos. En territorio actualmente navarro se le veneraba ya por lo menos en la segunda mitad del siglo X, como demuestra la advocación del monasterio de Lisave, próximo a Lumbier; pero su devoción se divulgó sobre todo a partir de finales del siglo XI al ritmo de las ondas de la peregrinación a Compostela y, en especial, como consecuencia de la implantación en Pamplona de mercaderes y clérigos de la región tolosana y su periferia. El santo dio nombre al burgo así nacido -de San Saturnino o San Cernin- y a él se dedicaron como mínimo otras ocho parroquias y diversas ermitas. Quizá cristalizó entonces la tradición que lo consideró el promotor de la evangelización de Pamplona y asoció su figura con la de San Fermín (San Cernin de Pamplona).