SANZ Y HUARTE, MARÍA ANA
SANZ Y HUARTE, María Ana
(Pamplona, 1868-1936). Profesora de Escuela Normal. Cursó los estudios correspondientes a la carrera de Magisterio en sus niveles Elemental y Superior, obtuvo los correspondientes títulos con la calificación de sobresaliente y, en 1900, el de Profesora Normal en la Escuela Normal Central de Maestros. Un año después, ganó por oposición la plaza de profesora de Letras de la Escuela Normal de Maestras de Navarra*, que desempeñó hasta 1914 en que pasó a ocupar la de Pedagogía y su Historia, Derecho y Legislación Escolar. Desde 1906 y hasta 1931 desempeñó el cargo de Directora de dicha escuela normal, que alcanzó bajo su dirección una de las épocas más brillantes de su historia.
Formada en las ideas de la Institución Libre de Enseñanza, su vida profesional se distinguió por la difusión de las mismas, no sólo en el ámbito de la Escuela Normal sino en el de la sociedad navarra en general, de acuerdo con su concepción de la Escuela Normal como Institución Educativa que ha de estar abierta al medio en que se encuentra.
En la vertiente escolar sobresalió como impulsora de la creación de diversas Instituciones Complementarias de la Escuela: Cantinas Escolares* (1908), Colonias* (1913), La Escuela del Hogar* (1920), los Roperos Escolares (1925), etc. Es de destacar, su participación en los Congresos Pedagógicos de 1908 y 1920, en el II Congreso de Estudios Vascos (1920) y en el Nacional de Pediatría de 1925, en los que presentó las siguientes ponencias: Reforma de las Escuelas Normales, Reorganización del Hogar y Educación de la mujer para la familia. La enseñanza de la mujer y sus especializaciones, y la Acción tutelar sobre la infancia abandonada y delincuente, respectivamente.
Asimismo potenció la participación y presencia de la Escuela Normal, a través de su persona, en diversas Instituciones navarras como El Ateneo, Consejo Provincial de Primera Enseñanza, Junta de Protección a la Infancia, Tribunal de Niños de Pamplona etc.
Entre las ideas pedagógicas que cabe resaltar en su pensamiento figuran; la necesidad de una auténtica promoción cultural para proporcionar una verdadera educación, estimando que uno de los medios en que debe basarse es la lectura; la creencia de que la educación debe comenzar desde la infancia y centrarse especialmente en la juventud: su visión progresista del papel de la mujer en la sociedad, que contrasta con la mentalidad generalizada en la época. Finalmente, merece especial mención su interés por la divulgación de temas relacionados con la Historia de Navarra. Propagó infatigablemente esta concepción de la educación a través de actos conmemorativos, conferencias, escritos, cursillos y de toda actuación profesional.
El Ayuntamiento de Pamplona, consciente de la importante labor que realizó en la educación navarra, puso su nombre a un Colegio Público de la Capital.