SANDOVAL, PRUDENCIO DE
SANDOVAL, Prudencio de
(Valladolid, ca. 1551-Pamplona, 12.3.1620). Obispo de Pamplona. Perdió tempranamente a sus padres Hernando de Tovar y María de Sandoval. Su adolescencia fue muy accidentada. A instancias de sus parientes inició estudios en la Universidad de Alcalá. Tomó el hábito benedictino a los catorce años en San Andrés de Espinareda en el Bierzo (León). Prosiguió sus estudios en la Universidad de Salamanca. Reingresado en la Orden benedictina en el monasterio de Santa María de Nájera (28 abril 1569), se graduó de Maestro de teología en la Universidad de Irache y desempeñó el cargo de prior en Nájera, donde escribió su primer libro: Noticias históricas del real Monasterio de Nájera.
A partir de 1598 cambió diametralmente su vida al ser nombrado procurador general de la Congregación de San Benito ante la Corte, precisamente cuando su primo Francisco Gómez de Sandoval, marqués de Denia, se convertía en valido de Felipe III. El patrocinio del monarca se tradujo en pensiones y ayudas económicas, en la edición de la Crónica del ínclito Emperador de España Don Alfonso VII (1600), y en la concesión de los cargos de cronista del Rey (1599), prior del monasterio de San Juan de Naranco en Liébana (1600), abad de San Isidoro de Dueñas (1604) y obispo de Tuy (1608-1612). Cuando rondaba los 60 años de edad le fue otorgada la mitra de Pamplona.
Durante los ocho años que permaneció al frente de la diócesis pamplonesa su salud se vio afectada por enfermedades y sufrió graves contrariedades. Por encargo de Felipe III participó en las conferencias de Arnegui (1612-1613) sobre delimitación de las fronteras con Francia, que constituyeron un fracaso. Emprendió inmediatamente la visita pastoral de la extensa diócesis y la interrumpió durante el otoño de 1614 para trasladarse a Lerma por motivos familiares. Mientras realizaba la visita, dio impulso en Zumaya (Guipúzcoa) a un nuevo monasterio de carmelitas Descalzas (diciembre de 1614). En Rentería se entrevistó con el Doctor Lope Martínez de Isasti, presbítero e historiador guipuzcoano, y le dio licencia especial para confesar las numerosas brujas que, se decía, había en la comarca (1615).
De regreso en Pamplona, en noviembre del mismo año, acompañó al rey Felipe III en su viaje a Irún y reemprendió en diciembre la visita pastoral a Estella. Descubrió aquí que la comunidad de monjas benedictinas y su monasterio estaban en un estado deplorable, sin casa, iglesia, capellán ni alimentos. Por devoción a San Benito, y para obtener por su intercesión remedio a la enfermedad que le aquejaba, decidió reedificar el monasterio con su iglesia y dotarlo a su propia costa (19.4.1616); lo separó de la congregación benedictina tarraconense, de la que había dependido, y lo sometió a la jurisdicción del diocesano de Pamplona. Las armas del prelado (una cruz roja como la de Calatrava), debían figurar “en la iglesia y demás edificios que yo hiciere en el dicho monasterio” y en los hábitos de las religiosas. En la cúpula del templo se conserva la inscripción: “Hoc templum renovavit anno 1616 Dn. Fr. Prudentius Sandoval, episcopus pampilonensis, in honorem divi Benedicti”.
Para entonces había chocado frontalmente con el cabildo canonical de Santa María, excomulgó a algunos prebendados y suspendió el culto en todas las iglesias de la Ciudad y cerró la catedral (abril de 1616). Siguió un pleito ante la Nunciatura y la Rota Romana (1616-1617) solucionado en 1618. Durante el año 1616 residió en Estella, gravemente enfermo, lo que no fue obstáculo para que se dispusiera a visitar el arciprestazgo de la Valdonsella. Dos años después prometió dar 6.000 ducados para la fundación de la Universidad en Pamplona, proyectada por las Cortes, pero retiró la ayuda convencido de que jamás prosperaría el proyecto.
No es cierto que Sandoval erigiera el seminario conciliar, como afirmó Mariano Arigita. Su predecesor, el obispo Antonio Venegas y Figueroa, había presentado al rey el proyecto de erección (1607), al fin aprobado por Felipe III (1613). Sandoval decretó su fundación, convocó las solicitudes de ingreso y dispuso el modo de allegar fondos. Pero el clero diocesano de Navarra, Guipúzcoa y Valdonsella se opuso a su realización; se llegó finalmente a un acuerdo por el que la clerecía entregaría 15.000 escudos a la catedral a condición de que jamás volviera a plantearse la creación de un seminario en la diócesis (19.4.1619).
Durante los dos últimos años de su vida mantuvo buenas relaciones con el cabildo de la catedral. Mandó construir en ella una capilla, con su retablo y sepultura, donde sería inhumado.
Fue autor de varias obras históricas, aunque se ha escrito de él que careció de dos virtudes esenciales del historiador: El sentimiento crítico y la honradez. Siendo obispo de Tuy publicó el episcopologio de su sede (en Braga, 1610) saqueando un manuscrito de R. de la Higuera. El Catálogo de los Obispos de Pamplona no es sino un plagio de un Catalogus episcoporum ecclesiae Pampilonensis red escrito poco después de 1573 por un canónigo de Pamplona, al que únicamente añadió algunas noticias sobre reyes y obispos, y documentos. Editó en Pamplona: Catálogo de los obispos que ha tenido la Santa Iglesia de Pamplona desde el año de 80, que fue su primero della el Santo Martyr Fermín, su natural ciudadano. Con un breve sumario de los Reyes que en tiempo de los Obispos reinaron en Navarra, dando reyes varones a las demas Provincias de España (Pamplona, N. de Assiayn, 1614); Vida y hechos del Emperador Carlos V (1614); Historia de Idacio obispo que escribió poco antes de que España se perdiese; de Isidro, obispo de Badajoz; de San Sebastián, obispo de Salamanca; de Sampiro, obispo de Astorga; de Pelagio, obispo de Oviedo… (1615); Historia de los reyes de Castilla y de León, con Fernando el Magno primero de este nombre, infante de Navarra; don Sancho que murió sobre Zamora; don Alonso sexto de este nombre; doña Urraca hija de don Alonso sexto; don Alonso séptimo emperador de las Españas… (1615).
Bibliografía
J. Goñi Gaztambide, Historia de los obispos de Pamplona, V, (Pamplona, 1987), p. 108-180.